Tras concluir la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad, el vaticano dio a conocer una Síntesis e informe como preámbulo a la segunda sesión de este evento eclesial programada para el 2024, tras los trabajos iniciados el 4 de octubre y con el cierre de realizado al 29 de mismo mes se reflexionó he hicieron propuestas sobre:

- El papel de la mujer y los laicos.

- El ministerio de los obispos.

- El sacerdocio y el diaconado.

- La importancia de los pobres y los migrantes.

- La misión digital.

- El ecumenismo.

- Los abusos al interior de la Iglesia.

Lo que ha renovado la mirada eclesial sobre el mundo, la Iglesia misma, los retos y exigencias, tras cuatro semanas y en un entorno mundial plagado por muchas guerras y miles muertes inadmisibles se lee en el prologo de este documento ‘El grito de los pobres, de los que se ven obligados a emigrar, de los que sufren la violencia o padecen las consecuencias devastadoras del cambio climático ha resonado entre nosotros, no sólo a través de los medios de comunicación, sino también desde las voces de muchos, implicados personalmente con sus familias y pueblos en estos trágicos acontecimientos’,

Divida en tres partes esta síntesis traza el camino ha seguir hacia la segunda fase del sínodo la asamblea sinodal reafirma ‘la apertura a la escucha y al acompañamiento de todos, incluidos los que han sufrido abusos y heridas en la Iglesia’ (1 e). En el camino que hay que recorrer ‘hacia la reconciliación y la justicia’, ‘es necesario abordar las condiciones estructurales que permitieron tales abusos y realizar gestos concretos de penitencia’.

La sinodalidad es un primer paso, los mismo participantes al Sínodo destacan que este termino es ‘desconocido para muchos miembros del Pueblo de Dios’ y ‘que suscita confusión y preocupación en algunos’ y subrayan que ‘Es necesario comprender las razones de la resistencia a la sinodalidad por parte de algunos de ellos’.

Se subraya que la sinodalidad va de la mano de la misión, y s necesario que ‘las comunidades cristianas compartan la fraternidad con hombres y mujeres de otras religiones, convicciones y culturas, evitando, por un lado, el riesgo de la autorreferencialidad y la autopreservación y, por otro, el de la pérdida de identidad’ (2 e).

(Fuentes: ANS , Vatican Media y  Vatican News)