Casa Betania, es un albergue salesiano que dispone en Guatemala alojamiento, alimentación, lugares descanso, asistencia de salud, psicológica y otros servicios a personas de todas las edades y condiciones y que resulta una verdadero ‘oasis’ ante la tragedia humana que afecta a personas de ese país y de Centro América, muchos migrantes, que sólo buscan una mano amiga que les brinde ayuda (Fuente: Info ANS).

De acuerdo con la nota de original: “Niños, jóvenes, adultos, mujeres embarazadas, familias, incluso los ancianos encuentran aquí un verdadero oasis, los siete días de la semana. Son recibidos con la dignidad que todo ser humano merece, por un grupo de héroes anónimos, que no juzgan ni excluyen, pero que tienen un corazón misericordioso, atento a las palabras de Jesús: 'Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso y me vinieron a ver' (Mateo 25: 34-36).”

Se reúnen una serie de testimonios como el de la voluntaria Rosa Forlán, en los cuales se narra que al albergue salesiano llegan personas al borde de la agonía, sedientas, insoladas, famélicas, y que en esta casa de Don Bosco, reciben los auxilios necesarios, asistencia médica de urgencia para estabilizarles.

En otros casos reciben madres solteras migrantes, quienes viajan con sus hijos, muchas veces con más de uno y de diversas edades, y en su lucha por brindarles un mejor futuro, atraviesan diversas fronteras, en su empeño y desesperado, durante el cual pueden sufrir ellas y/o sus hijos diversas lesiones durante su trayecto por diversas circunstancias.

Están además los muchos desempleados y desplazados que aún sabiendo un oficio no consiguen ser contratados ni recursos para cubrir sus gastos mínimos para poder vivir.

El albergue mantiene sus puertas abierta todos los días de la semana, de lunes a domingo y sus colaboradores, quienes atienden a aquellas personas llegan diariamente, son testigos del temor, dolor y falta de oportunidades, y hasta tragedia que viven cada persona y sus familias, pero al mismo tiempo representan un signo de luz y esperanza, de servicio fortalecido en la fe y el amor a Dios y al prójimo.

Los miles de migrantes y desplazados que pasan por Guatemala rumbo a México y que tiene como meta final Estados Unidos sufren de muchas formas, recorren miles de kilómetros muchas veces sólo para ser deportados a los países de los cuales huyeron, esto incluye grupo de niños o menores no acompañados.

Tanto menores, niños, adolescentes, jóvenes así como adultos y persona de mayor edad, avanzan cansados, con desesperación y tristeza, mismas que se reflejan en sus rostros y miradas, soportando altas temperaturas o lluvia, y otros rigores del ambiente así como alimañas e insectos, enfermedades, maltrato de autoridades, sed y hambre.

Ante la ayuda recibida en este remanso salesiano florece su gratitud, renuevan su esperanza y son capaces de agradecer incluso esbozando una sonrisa.

 Los voluntarios de la Casa Betania expresan que colaborar atendiendo a todas estas personas, les ayuda a darse cuenta que la realidad que se informa, no siempre es fiel con los hechos: “Colaborar en el servicio de restaurante, lavandería, recepción y limpieza me permitió conocer una realidad que a veces no está bien narrada. Los migrantes no buscan un sueño, están pasando por un calvario, pidiendo justicia y comprensión. Pero la comprensión es posible solamente 'caminando con ellos', en un acompañamiento silencioso y solidario, disponible para escuchar sin juzgar, porque cada persona trae una carga pesada que solo él o ella conoce” subrayó Rosa Forlán.