Estamos en el antepenúltimo y 4o Domingo de Cuaresma, llamado Domingo ‘Laetare’ es decir del ‘gozo y la alegría’, se deja por un momento el color litúrgico penitencial del morado, y se cambia el rosa pues la jornada se centra en el hecho cercano de la Pascua.

 El Evangelio presenta la última de las tres parábolas del capítulo 15 de san Lucas, la del 'Padre misericordioso’, popularmente conocida como la parábola del 'hijo pródigo', pero ahora nos centraremos más en la figura del Padre que:

-Es tolerante con sus Hijos

- Tiene el derecho de decidir quien hereda y quien no.

- Está a la espera cada día.

- Atento observa a los lejos.

- Es paciente.

- Conserva la Esperanza del regreso del hijo menor.

- Mantiene un lugar único y exclusivo para su hijo “perdido”.

- Perdona sin reproches.

- 'Sale al encuentro’.

- Se alegra y festeja el regreso de su hijo perdido.

Estamos cerca de concluir nuestro itinerario cuaresmal, y nos encontramos que este Padre que tiene 2 hijos:

- Uno es obediente el otro desdeñoso y egoísta

- El progenitor tolera la decisión del hijo más joven de irse de casa, con su herencia.

Este hijo es:

- Insensible.

- Reclama fuera de tiempo un derecho que no le corresponde decidir

- Lo derrocha todo en borracheras y mujeres

- Termina por perder toda su riqueza y vive entre los cerdos

Cabe aclarar que en la cultura judía el primer heredero era por lo general el primogénito, es decir, el Hijo Mayor, desde tiempo de Jacob surgió una discordancia cuando él robó la primogenitura a su hermano Esaú por un plato de habichuelas y cuando confundió a Isaac hijo de Abraham, y de hecho Jacob quien luego luchó mano a mano con Dios en Penuel y venció por lo que Él le dijo “Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido” (Gn 32,29), este hijo menor de Abraham, ahora Israel, tuvo 12 hijos, al perder a su hijo preferido llamado José hijo de Raquel, por celos de sus hermanos, provocó que el patriarca desarrollará la costumbre de cuidar a Benjamín su hijo menor con mayor tesón. Tras la muy conocida historia de José el soñador, se sabe que Israel –Jacob- bendijo a Efraín hijo menor de José y esto, a pesar de no ser el primogénito, le convirtió en el jefe del Pueblo de Israel demostrando que Dios por su amor y lealtad está por encima de cualquier tradición humana.

Bien regresando al relato del Hijo pródigo vemos que por su parte el Hijo mayor:

- Permanece con el Padre siempre, han estado siempre juntos.

- Todo lo del Padre es suyo, y todo lo suyo es de Él.

- Tiene amigos y trabaja incansable de sol a sol.

- Al observar el trato que el hijo menor y desobediente recibe, por lo que se molesta visiblemente.

- No entiende la bondad hacia el hermano abusivo y que ha llevado una vida disoluta.

- Protesta y reclama a su Padre no haberle celebrado nunca una sola vez a pesar de su lealtad.

El Padre le explica que ellos siempre han tenido todo en común.

Le enfatiza al hijo Mayor que su hermano lo habían perdido y ahora era hallado, se había ido y ahora esta de vuelta, por lo que era necesario celebrar, esto se asemeja al momento en el monte en que Jesús le dice al Padre que no pase de Él ese cáliz, pero finalmente le dice por el bien de la humanidad, por amor a su Padre que se hiciera su voluntad, es Él aquel corderillo del sacrificio, el animalito del festejo, es el mismísimo Jesús. En la Cruz pedirá al Padre que perdone a sus “hermanos menores” pues no saben lo que hacen, así sabemos que el Hijo Mayor, Jesús hizo finalmente la voluntad de su Padre y muriendo “borro” las faltas de su mal hermano menor “la humanidad”, lo que nos recuerda que todos hemos pecado y con el Perdón ganado por Jesús volvemos a la condición de Hijos de Dios sin merecerlo.

Esto lo explica el Papa Francisco en una de sus reflexiones dominicales del rezo del Ángelus (28/02/2016) cuando identifica, a diferencia de otros teólogos, al Hijo mayor con Jesús y al menor con la Humanidad

Explica se puede entrever a un tercer Hijo en y con el Padre (El Hijo mayor Transformado por el Amor al Padre): Es el que 'siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo' (Fil 2, 6-7). El Hijo Mayor de ha “Despojado de sí mismo” y de ser igual se transformó en Siervo, comprendió la necesidad de celebrar. Cuidar y recibir nuevamente a su hermano menor.

¡Este Hijo-Siervo es Jesús! Transformado por el amor al Padre, es la extensión de los brazos y del corazón del Padre: Él, Jesús, nos enseña a ser 'misericordiosos como el Padre'.

La figura del ‘padre’ de la parábola desvela el corazón de Dios. Él es el Padre que, en Jesús, nos ama más allá de cualquier medida y espera siempre nuestra conversión.

Como el padre del Evangelio, también Dios continúa considerándonos sus hijos aun cuando nos hemos perdido y sale a nuestro encuentro con ternura cuando volvemos a Él.

Los errores que cometemos -aunque sean muy grandes- no rompen la fidelidad de su amor ni lo superan.

Destaca el Papa que “En el sacramento de la Reconciliación podemos siempre comenzar de nuevo: Dios Padre nos acoge, nos restituye la dignidad de hijos suyos”.

El Papa Francisco nos exhorta: ¡Dejémonos alcanzar por la mirada llena de amor de nuestro Padre, y volvamos a Él con todo el corazón, rechazando cualquier compromiso con el pecado!

Día

A tomar en cuenta

Orar y reflexionar

Evangelio

30 de marzo:

IV Domingo de Cuaresma (Domingo Laetare)

“Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti’ “.

(Lc 15, 18)

Oremos al Señor, que no desea la muerte del pecador, sino que se convierta y viva, y pidámosle que tenga misericordia de su pueblo:

Para que Dios fortalezca la voluntad de los que se preparan a recibir en estos días cuaresmales el sacramento de la penitencia y les conceda un verdadero arrepentimiento de sus culpas, roguemos al Señor.

Para que el Señor abra la inteligencia y el corazón de los incrédulos, de manera que lleguen al conocimiento de la verdad, y -en la fe- encuentren aquel descanso que sin saberlo desean, roguemos al Señor.

Para que Dios conceda su ayuda a los que se sienten tentados y a todos aquellos que con su sufrimiento participan de la Cruz de Cristo, roguemos al Señor.

Para que todos nosotros perseveremos en el esfuerzo cuaresmal y lleguemos, purificados, a las fiestas de Pascua que se acercan, roguemos al Señor.

Dios, rico en misericordia, que recibes con el abrazo del perdón a tus hijos que, arrepentidos, retornamos a ti. Perdona nuestras culpas y revístenos con vestiduras de fiesta, para que podamos participar en el banquete eterno de tu gloria.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3. 11-32

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publícanos y los pecadores para escucharlo. Por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.

Jesús les dijo entonces esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte de la herencia que me toca’. Y él les repartió los bienes.

No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a padecer necesidad.

Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera. Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ‘¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores’. Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre.

Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo’. Pero el padre les dijo a sus criados: ‘¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’. Y empezó el banquete.

El hijo mayor estaba en el campo y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Este le contestó: ‘Tu hermano ha regresado y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo’. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.

Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ‘¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo’.

El padre repuso: ‘Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado’ ”.

Palabra del Señor

 

Tengamos como una buena práctica para esta Cuaresma hacer una buena confesión, retornemos a Dios nuestro Padre que nos espera.

Bien repasemos nuestro recorrido nuevamente:

5 de marzo: Miércoles de Ceniza (Listo)

9 de marzo: I Domingo de Cuaresma (Listo)

16 de marzo: II Domingo de Cuaresma (Listo)

23 de marzo: III Domingo de Cuaresma (Listo)

30 de marzo: IV Domingo de Cuaresma (Domingo Laetare) (Listo)

6 de abril: V Domingo de Cuaresma

 

 La Semana Santa 2025:

 13 de abril: Domingo de Ramos

 17 de abril: Jueves Santo

 18 de abril: Viernes Santo

 19 de abril: Sábado Santo

 20 de abril: Domingo de Resurrección