Este sábado 3 de mayo a las 5 pm -tempo de Roma, 9 am tiempo de México- en la Basílica de San Pedro tiene lugar la Santa Misa con motivo de los sufragios por el descanso eterno de Papa Francisco en el VIII día de los novendiales,

Concelebración presidida por el Emmo. Sr. Card. Ángel Fernández Artime, SDB , ex Rector de los Salesianos de Don Bosco y ex pro-prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, recodando que los miembros de la curia -salvo los cargos ya dados a conocer- renuncian a sus cargos a la muerte de Pontífice (Fuentes: Vaticano, OPSS, Vatican Media, Vatican News y Dicasterio de la Comunicación).

El Cardenal Fernández Artime siempre fue muy cercano a Su Santidad Francisco desde que se conocieron en Argentina cuando el primero era Inspector de aquella Provincia y Bergoglio era Arzobispo del país Austral "del fin del mundo", sentado base para una amistad que se prolongo con los años y se reencontrarían cuando el entonces Padre Ángel, en el Capítulo General de 27 (3 de marzo al 12 de abril), fuera por primera vez electo 11º Sucesor de Don Bosco y el Papa Francisco, cumpliera prácticamente el Primer años de su Pontificado en 2014.

 

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 Sus amistad se seguiría profundizando, además durante esos años el Papa elevaría al altar a muchos miembros de la Familia Salesiana, a la que él, si bien era Jesuita de profesión -religiosa-, pertenecía, tan sólo por el hecho de ser Exalumno Salesiano de Don Bosco pues había estudiado en el colegio salesiano “Wilfrid Barón de los Santos Ángeles” en Ramos Mejía, Argentina, donde cursó sexto grado en el año 1949, y como dicen nadie entra a una casa salesiana, si no es de la mano de María..

Entre sus encuentros más cercanos antes de ser creado Cardenal tenemos la audiencia general del 8 de octubre de 2022 donde participaron prácticamente todos los coadjutores de MEM y del mundo entero por iniciativa del ahora ex Rector Mayor, una ceremonia en vísperas de la Canonización del compatriota del Papa Bergoglio, San Artemide Zatti (beatificado por el Papa San Juan Pablo II, y canonizado por Francisco el 9 de octubre de 2022 en una solemne Misa celebrada en la Plaza de San Pedro, contando con la presencia del Padre Ángel).

En una sorpresiva llamada el Papa Francisco le expresó su decisión de crearle Cardenal, para nada se lo esperaba el Padre Ángel, no hubo comunicado, ni carta que lo preparará... sí una gran sorpresa –comentaría durante las jornadas de la Familia Salesiana-... sería el primer Rector Mayor en ser llamado a esto, el primer superior de una congregación que sin ser obispo sería Cardenal, muchas primeras veces... pero imitando a María el Padre Ángel, recordando la obediencia que los salesianos profesan al Santo Padre, aceptó aquello que parecía tan distante de vislumbrar...

¿Cómo aquel hijo de pescadores, llegaría a ser aquello? ya para él estaba a punto de concluir su más grande aventura "ser sucesor del mismo Don Bosco" ¿Qué más podría pasar sí había sido ratificado en ese cargo por segunda ocasión?.. ya era muy afortunado de conocer al mundo de la mano de María y de Jesús.

El "españolito" como lo llamaba cariñosamente el Santo Padre, sería creado cardenal en consistorio del 30 de septiembre de 2023, pero el Papa Francisco le permitiría seguir como Rector Mayor hasta el 16 de Agosto de 2024, fiesta del natalicio del Padre y Maestro de los Jóvenes y culmen del Jubileo de los Jóvenes, en la que tendría que renuncia para que llegará otro a ocupar el Puesto e Don Bosco –y claro llegaría el Padre Fabio Attard-... durante ese tiempo muchos cargos y renuncias de acuerdo a los cánones de la Iglesia, le han ocupado.

Su renuncia al cargo del pro- perfecto al Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, es parte de un proceso, un procedimiento indicado en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, que manda a los miembros de la Curia Romana, al fallecer el Romano Pontífice, y así dejar la tarea encomendada ante la Sede Vacante y ha proseguir con el Cónclave... era un cargo que recientemente había recibido el 6 de enero de 2025.... se debería a la sorpresiva, si, pero quizás esperada, de la partida de su Pastor, de su hermano y amigo al cielo, a quien obedecía como Don Bosco le había enseñado. Aquel argentino venido “desde el fin del mundo” a Donde Don Bosco envío a sus primeros misioneros, y que mando a la juventud a su cargo a "hacer lío", del Pastor de Jesús que después de un último adiós a su rebaño, saltó al paraíso, el que siempre trabajaba aún enfermo. preocupado por impulsar una Iglesia cercana, dedicada a los humildes, a los pobres, a los necesitados, movida y protagonizada por los jóvenes, respetuosas de los mayores, que llamaba a aborrecer la cultura del descarte, quien consideraba a la guerra como una derrota de la humanidad, amante de la paz –rezo siempre por la martirizada Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar, Sudán, Congo etc.-, sólo pedía que rezáramos por él, pero que impulsaba al servicio del prójimo y al cuidado de la "Casa Común"... y sorpresivamente -como era su costumbre el saltarse protocolos- partió de momento al cielo y pidió un funeral de pastor no de monarca, reposa su cuerpo en la casa de María "Salud del Pueblo Romano", un Jesuita, salesiano y mariano sin duda, con Cristo siempre al centro.

Recientemente en una entrevista reproducida en medios salesianos le han preguntado al Cardenal Fernández Artime cómo ha tomado la repentina partida al cielo del Papa Francisco, ha respondido: "No me lo esperaba. Yo era de los que creían y veían que el Papa estaba mejorando, lentamente, pero mejorando. Francisco nos deja en un momento histórico importante."

Sobre el Cónclave expresado que esta singular experiencia la vive "...con gran libertad de espíritu y disponibilidad" quizás como lo hizo al aceptar el hecho de ser creado Cardenal... Ahora preside la fiesta de Cristo para pedir por su amigo que se saltaba todos los protocolos, inspirado en el Espíritu Santo.

 (Actualización 3 de mayo, 16 hrs CDMX)

Concelebraron esta misa muchos de los purpurados que se reúnen durante la Congregaciones Generales antes del inicio del Cónclave, tanto electores como no electores, los primeros iniciarán el proceso para elegir al 267º Sucesor de San Pedro.

Esta Misa del novenario en sufragio del descanso eterno del Papa Francisco, la octava - restando sólo la del III Domingo de Pascua-, tuvo las mismas lecturas que las de este Domingo Santo por celebrarse prácticamente en las Vísperas al Día del Señor

En la ceremonia litúrgica tras el saludo inicial del Cardenal Fernández Artime “la paz este con ustedes”, han tomado la palabra la religiosa irlandesa Mary T. Barron, OLA, Superiora General de la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles, Presidenta actual de la Unión Internacional de las Superioras Generales (UISG) y tras ella Padre Mario Zanotti, OSBcam - miembro de la Congregación Camaldulense de la Orden de San Benito-, Secretario General y Ejecutivo de la Unión de los Superiores Generales (USG), de los Institutos Religiosos y de las Sociedades de Vida Apostólica de derecho pontificio, que preside el Sacerdote Jesuita, Venezolano Arturo Marcelino Sosa Abascal, Prepósito o Superior General de la Compañía de Jesús -a la que perteneció el Papa Francisco- quien estaba presente y concelebró en el altar la consagración del pan y del vino con el Cardenal Fernández.

Tanto la presidenta de la UISG como el Secretario la USG rindieron un homenaje por impulsar las vocaciones a la vida y religiosa y consagrada tanto en sus ramas femeninas como masculinas entre otros aspectos que abordaron, así como de impulsar la misión específica de cada instituto valorando cada carisma.

Homilía del Cardenal Fernández Artime:

“Hermanas y Hermanos queridícimos

San Alfonso María de Ligorio enseña que rezar por los difuntos es la mayor obra de caridad. Cuando ayudamos materialmente a nuestro vecinos compartimos bienes efímeros, pero cuando oramos por él lo hacemos con bienes eternos. De modo similar vivió el Santo Cura de Ars, patrón universal de los sacerdotes.

Rezar por los difuntos significa, por tanto, amar a los que han fallecido y esto es lo que hacemos ahora por el Papa Francisco, reunidos como Pueblo de Dios, junto a los pastores y en modo particular esta tarde con una presencia muy significativa de consagradas y consagrados.

El Santo Padre Francisco se sentía muy querido por el Pueblo de Dios y sabía que también los pertenecientes a las diversas expresiones de la vida consagrada lo querían; rezaron por su ministerio, por la persona del Papa, por la Iglesia y por el mundo.

En este tercer Fomingo de Pascua todo nos invita a la alegría y a exultar. El motivo es proporcionado por el Señor Resucitado y la presencia del Espíritu Santo.

San Atanasio afirma que Jesucristo resucitado hace de la vida del hombre una fiesta continua. Y por esto que los Apóstoles –y entre ellos Pedro, el primero entre ellos - no tenían miedo ni de la cárcel, ni de las amenazas, ni de ser nuevamente perseguidos. Y de hecho, declaran con valentía y franqueza: ‘De estas cosas somos testigos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios ha mandado a aquellos que lo obedecen».

‘Yo me pregunto’ –decía el Papa Francisco en una de sus catequesis sobre este mismo pasaje- ‘¿dónde encontraban los primeros discípulos la fuerza para este testimonio?. No sólo eso, sino ¿De dónde venía a ellos la alegría y el coraje, la valentía del anuncio a pesar de los obstáculos y de la violencia?’

Es claro que sólo la presencia, con ellos, del Señor Resucitado y la acción del Espíritu Santo pueden explicar este hecho. Su fe se basada en una experiencia tan fuerte y personal de Cristo, muerto y resucitado, que no tenían miedo de nada ni de nadie. ‘Hoy, como ayer, los hombres y mujeres de la generación actual tienen una gran necesidad de encontrarse con el Señor y su mensaje liberador de salvación’, decía san Juan Pablo II, con ocasión del Jubileo de la Vida Consagrada el 2 de febrero de 2000, dirigiéndose a los religiosos y religiosas de todo el mundo, y agregaba: ‘He podido darme cuenta del valor de su presencia profética para todo el pueblo cristiano, y también en esta circunstancia doy fe de buen grado, también en esta ocasión, del ejemplo de la generosa dedicación evangélica ofrecida por innumerables hermanos y hermanas suyos, que a menudo actúan en situaciones difíciles –desagradable-. Ellos se gastan sin reservas en nombre de Cristo al servicio de los pobres, de los marginados y de los últimos’.

Hermanos y hermanas, es cierto que todos nosotros, en esta asamblea entera, en cuanto a bautizados, estamos llamados a ser testigos del Señor Jesús, muerto y resucitado. Pero también es verdad que nosotros, consagrados y consagradas, hemos recibido esta vocación, esta llamada al discipulado que nos pide testimoniar el primado de Dios con toda nuestra vida. Esta misión es particularmente importante cuando –como ocurre hoy en muchas partes del mundo– se experimenta la ausencia de Dios o o se olvida muy fácilmente su centralidad. Entonces, podemos asumir y hacer nuestro el programa de San Benito Abad, sintetizado en la máxima “Nada se antepone al amor de Cristo”.

Ha sido el Santo Padre Benedicto XVI quien nos ha desafiado de este modo: al interno del Pueblo de Dios, las personas consagradas son como centinelas que perciben y anuncian la vida nueva ya presente en nuestra historia.

Estamos llamados, en razón de nuestro Bautismo y por la profesión religiosa, a testimoniar que sólo Dios da plenitud a la existencia humana y que, en por consiguiente, nuestra vida debe ser un signo elocuente de la presencia del Reino de Dios para el mundo de hoy.

Estamos entonces llamados a ser en el mundo signo creíble y luminoso del Evangelio y de sus paradojas. Sin conformarnos con la mentalidad de este siglo, sino transformándonos y renovando continuamente nuestro compromiso.

En el Evangelio hemos escuchado que el Señor Resucitado esperaba a sus discípulos en la orilla del mar. Y el relato cuenta que cuando todo parecía haber terminado, que se había fracasado, el Señor se hizo presente, fue al encuentro de los suyos, los cuales – llenos de alegría – lograron exclamar por boca del discípulo que Jesús amaba: ‘Es el Señor’. En esta expresión percibimos el entusiasmo de la fe pascual, llena de alegría y de estupor, que contrasta vivamente con la confusión, el desánimo y el sentimiento de impotencia que hasta entonces presentes en el ánimo de los discípulos.

Sólo la presencia de Jesús Resucitado transforma cada cosa: las oscuridad es vencida por la luz; el trabajo inútil vuelve a ser fecundo y prometedor; el sentimiento de cansancio deja lugar a un nuevo impulso y a la certeza de que Él está con nosotros.

Lo que ocurrió para los primeros y privilegiados testigos del Señor puede y debe convertirse en un programa de vida para todos nosotros.

El Papa Francisco decía en el Año de la Vida Consagrada: “Espero ustedes levanta al mundo, porque la nota que caracteriza la vida consagrada es la profecía”. Y nos pidía que seamos testigos del Señor como Pedro y los Apóstoles, incluso ante la incomprensión del Sanedrín de aquel tiempo o de los Areópagos sin Dios de hoy. Nos pedía como el centinela que vigila en medio de la noche y sabía cuando llega aurora. Nos solicitaba tener un corazón y un espíritu lo suficientemente puros y libres para reconocer a las mujeres y los hombres de hoy, nuestros hermanos y hermanas, sobre todo los más pobres, los últimos, los descartados, porque en ellos está el Señor, y para que, con nuestra pasión por Dios, por el Reino y por la humanidad, podamos, en grado como Pedro, responder al Señor: ‘Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero’.

María, Madre de la Iglesia, nos conceda a todos la gracia de ser hoy discípulos misioneros, testigos de su Hijo en esta su Iglesia que, bajo la guía del Espíritu Santo, vive en la esperanza, porque el Señor Resucitado está con nosotros hasta el final de los tiempos. Amén

 

Librito de la celebración