La mañana del 13 de mayo, solemnidad de Santa María Dominga Mazzarello, el Rev. padre Fabio Attard, Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco, visitó la Casa General de las Hijas de María Auxiliadora (HMA) y presidió la concelebración Eucarística como signo fraternidad y de unidad de la Familia Salesiana.
En su homilía habló sobre los desafíos, la renovación y la misión de la vida consagrada, inspirándose en el Evangelio de la vid y los sarmientos, subrayó que este Evangelio es una clave para comprender las dimensiones espirituales, pastorales e incluso biológicas de la vida consagrada. Puso de relieve que al centro de la imagen evangélica está Cristo, la “vid verdadera”, que es el fundamento de toda fecundidad en la fe.
Puso de manifiesto los peligros de una vida frenética y autorreferencial, donde los criterios mundanos de éxito pueden sofocar la dimensión espiritual: “Toda crisis, toda duda sobre nuestra relevancia, encuentra su respuesta en el retorno a Cristo, fuente de amor, esperanza y fuerza.”
Comentó que el verbo “permanecer”, interpretado como un llamado a la fidelidad perseverante ante a los cambios desorientadores y las tentaciones de gratificación inmediata.
Afirmó que la fidelidad se manifiesta en la oración, en la Eucaristía y en la vida comunitaria por lo que “Permanecer en Cristo es el antídoto contra la fragmentación, la brújula que nos guía a través de las dificultades relacionales, los desafíos institucionales y las podas necesarias para un crecimiento auténtico.”
Explico que la fecundidad nace de una vida transformada por la presencia de Cristo.
Llamó a las comunidades religiosas a centrarse en la calidad de las relaciones, la adhesión a Cristo y el servicio, recordando que incluso las comunidades más pequeñas y ocultas pueden dar frutos extraordinarios si permanecen arraigadas en Él.
Al referirse a Madre Mazzarello le presentó como un reflejo luminoso de la imagen evangélica de la vid y los sarmientos. La describió como una mujer profundamente arraigada en Cristo, cuya espiritualidad se caracterizaba por la sencillez, la humildad y una íntima relación con Dios. Su “permanecer en Cristo” se expresaba en la fidelidad a los deberes cotidianos, en la oración y en el servicio a los demás: “Su fuerza, su alegría y sus decisiones estaban guiadas constantemente por su mirada fija en el tabernáculo.”
El Rector afirmó que fundación del Instituto de las HMA, en colaboración con Don Bosco, es el fruto más evidente de su unión con Cristo. Incluso las dificultades que enfrentó, como la enfermedad y los desafíos iniciales del Instituto.
Finalmente el Padre Attard hizo un llamamiento a las religiosas invitándolas a redescubrir a Cristo como la fuente de su identidad, alegría y misión. Les exhortó a vivir esta dinámica evangélica con autenticidad en el presente, enfrentando los desafíos con valentía y esperanza: “La memoria de Madre Mazzarello no es sólo un recuerdo del pasado, sino un llamado vivo a dar fruto hoy y en el futuro.”
(Fuente: ANS)