Este miércoles 28 de diciembre, durante su catequesis predicada durante la audiencia general celebrada en aula Pablo VI, el Papa Francisco ha querido unir la celebración por los 4 siglos de la muerte de San Francisco de Sales y explicar desde sus textos y meditaciones - a la par del evangelio de san Lucas- el estilo y el signo del trono del Niñito Jesús, como medios para atraernos y salvarnos (Fuentes: Vaticano, SPSS, Dicasterio para la Comunicación y Vatican Media).

El Santo Padre a partir de los pensamientos de nuestro santo patrono –elegido por Don Bosco y en cuyo estilo se funda la espiritualidad de la Familia Salesiana- ha explicado paso a paso y en composición con al evangelio de San Lucas, que Dios y su Hijo Jesús para atraernos y salvarnos emplean un mismo estilo: la cercanía, la compasión y la ternura.

Puso de manifiesto, a partir de los escritos de San Francisco de Sales, que es preferible contemplar al Niñito Dios, que a todos los reyes y gobernantes de la tierra en su gloria, pues este tierno infante se muestra humilde, jamás ha tenido un trono como esos reyes, Él reina con humildad, la sencillez, prodigando su tierno amor y su don de salvación a través de su pobreza, que manifiesta en símbolos que le sirven como ‘tronos’ comprensibles para el corazón que se abre a la verdad: el pesebre y la cruz. El Papa explicó que su simplicidad y humildad son el imán por el cual nos llama a seguirle.

Además el Santo Padre, durante la audiencia, dio a conocer que este mismo día se publicó su Carta Apostólica “Totum amoris est”, con motivo del 400º aniversario luctuoso de San Francisco de Sales, y cuyas enseñanzas quiso ofrecer en este documento tan significativo para la Iglesia y para nosotros. Su Santidad Francisco nos persuadió de la siguiente forma respecto a vivir una verdadera Navidad: “Cuidémonos de no caer en la mundanidad viviendo la Navidad como una fiesta de consumo sin sustancia. Que vivamos estos días de alegría con sencillez y austeridad, compartiendo con los demás.” Hizo la exhortación a nada pedir y a nada negar sino aceptar con buen ánimo todo lo que venga de Dios.

 

Ya para concluir la audiencia el Santo Padre hizo un llamado a orar por la salud de Papa emérito Benedicto XVI quien se encuentra delicado de salud. El sucesor de san Pedro nos reiterado su deseo de vivamos una Feliz Navidad y renovó su llamado a orar por Ucrania para que cese de la guerra y pueda vivir el don de la paz.

Síntesis en nuestro idioma de la catequesis, comentada por el Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡Feliz Navidad!:

El tiempo litúrgico que estamos viviendo nos invita a concentrarnos en el misterio del nacimiento del Señor. Les propongo que esta mañana lo hagamos acompañados de san Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia. Hoy, que se cumplen cuatro siglos de su muerte, publicaré una Carta apostólica titulada ‘Todo pertenece al amor’. Esta era una expresión característica de este santo.

San Francisco de Sales afirmaba que prefería ver al Niño Jesús en el pesebre más que a todos los reyes de la tierra en sus tronos. Lucas insiste en el detalle del pesebre como un elemento simbólico para dar a entender qué tipo de Mesías era aquel que había nacido en Belén: humilde y pobre. Así es el estilo de Dios, cercano, compasivo y tierno. De manera que Dios hecho niño, pequeño y humilde, con su amor, es capaz de atraernos. Es un amor ‘sin armas’ y que desarma a los demás. Y también es pobre. Cuidémonos de no caer en la mundanidad viviendo la Navidad como una fiesta de consumo sin sustancia. Que vivamos estos días de alegría con sencillez y austeridad, compartiendo con los demás.”

Saludos que el Papa Francisco dirigió en nuestro idioma:

“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que cada familia, especialmente aquellas que más sufren por las carencias y la aspereza del frío, encuentren en las comunidades cristianas ‘un portal’ en el que sientan la calidez que la Navidad nos trae con la llegada del Niño Dios. Feliz Navidad y próspero año nuevo. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.”

Video Vatican News

Mensaje del Papa en su cuenta oficial de Twitter™:

“La #oración es la mejor manera de dar las gracias a Jesús que desea entrar en nuestras casas y en nuestros corazones. #Navidad Papa Francisco

Catequesis General de este miércoles predicada el Italiano por el Santo Padre (traducción por la redacción).

“Queridos hermanos y hermanas, buenos días y nuevamente ¡ Feliz Navidad!

Este tiempo litúrgico nos invita a detenernos a reflexionar sobre el misterio de la Navidad. Y como hoy se cumple el cuarto centenario de la muerte de san Francisco de Sales, obispo y doctor de la Iglesia, podemos inspirarnos en algunos de sus pensamientos. Él escribió mucho sobre la Navidad. A propósito de esto, me place anunciar que hoy se publica la Carta Apostólica que conmemora tal aniversario. El título es ‘Todo pertenece al amor’, recogiendo una expresión característica de San Francisco de Sales. De hecho, como él escribió en su Tratado sobre el amor de Dios: ‘En la Santa Iglesia todo pertenece al amor, vive en el amor, se hace por amor y procede del amor’ (Ed. Paoline, Milán 1989, p. 80). ). Y tal vez todos podamos andar por este camino del amor, tan hermoso.

Tratemos ahora de profundizar un poco en el misterio del nacimiento de Jesús, ‘en compañía’ de san Francisco de Sales, así unimos las dos conmemoraciones.

San Francisco de Sales, en una de las tantas cartas dirigidas a santa Juana Francisca de Chantal, escribe así: ‘Me parece ver a Salomón sobre el gran trono de marfil, dorado y esculpido, que no tuvo igual en ningún reino, como Dice la Escritura (1 Reyes 10,18-20); para ver, en suma, a ese rey que no tuvo igual en gloria y magnificencia (Cfr. 1 Reyes 10:23). Pero yo prefiero ver al querido pequeño Niño en el pesebre que a todos los reyes en sus tronos’ [1]: es hermoso lo que decía. Jesús, el Rey del universo, jamás se sentó en un trono, jamás: nació en un establo -lo vemos así representado-, envuelto en pañales y acostado en un pesebre; y al final murió en una cruz y, envuelto en una sábana, y fue depositado en el sepulcro. En efecto, el evangelista Lucas, al relatar el nacimiento de Jesús, insiste mucho en el detalle del pesebre. ¿Esto quiere decir que esto es muy importante no solo como detalle logístico, sino como elemento simbólico para entender qué? para entender qué especie de Mesías es el que nació en Belén, qué clase de Rey: quién es Jesús. Mirando el pesebre, mirando la cruz, mirando su vida de sencillez, podemos entender quién es Jesús. Jesús es el Hijo de Dios que nos salva haciéndose hombre, como nosotros, despojándose de su gloria y humillándose (Cfr. Flp 2, 7-8). Este misterio nosotros lo vemos concretamente en el punto focal del pesebre, es decir, en el Niño acostado en un pesebre. Este es el ‘signo’ que Dios nos da en Navidad: lo fue entonces para los pastores de Belén (Cfr. Lc 2,12), lo es hoy y lo será siempre. Cuando los ángeles anuncian el nacimiento de Jesús: ‘Vayan y contémplelo’; y la señal es: encontrarán un niño en un pesebre. Esa es la señal. El trono de Jesús es el pesebre o el camino, durante su vida cuando predicaba, o la cruz al final de su vida: este es el trono de nuestro Rey.

Este signo nos muestra el ‘estilo’ de Dios ¿Y cuál es el estilo de Dios? No lo olviden jamás: el estilo de Dios es la cercanía, la compasión y la ternura. Nuestro Dios es cercano, compasivo y tierno. En Jesús se ve este estilo de Dios. Con este estilo suyo, Dios nos atrae hacia sí. No nos toma por la fuerza, no nos impone su verdad y su justicia, no hace proselitismo con nosotros, no: quiere atraernos con amor, con ternura, con compasión. En otra carta, San Francisco de Sales escribe: ‘El imán atrae el hierro y el ámbar atrae la paja y el heno. Pues bien, ya sea que seamos hierro por nuestra dureza, se que seamos paja nuestra debilidad, debemos dejarnos atraer por este celestial pequeño Niño’ [2]. Nuestras fuerzas, nuestras debilidades, se resuelven sólo delante del pesebre, ante Jesús, o ante la cruz: Jesús despojado, Jesús pobre; pero siempre con su estilo de cercanía, compasión y ternura. Dios ha encontrado una manera de atraernos como seamos: con amor. No un amor posesivo y egoísta, como lamentablemente lo es tan a menudo el amor humano. Su amor es puro don, pura gracia, es todo y sólo para nosotros, para nuestro bien. Y así nos atrae, con este amor desarmado y también desarmante, porque cuando vemos esta simplicidad de Jesús, también nosotros nos despojamos de las armas de la soberbia y andamos ahí, humildes, a pedir salvación, a pedir perdón, a pedir luz para nuestras vidas, para poder seguir adelante. No olviden el trono de Jesús: el pesebre y la cruz, este es el trono de Jesús.

Otro aspecto que resalta en el pesebre es la pobreza -realmente hay pobreza-, entendida como la renuncia a toda vanidad mundana. Cuando nosotros vemos el dinero que se derrocha en la vanidad: mucho dinero para vanidad mundana; tantos esfuerzos, tantas búsquedas de vanidad; mientras que Jesús nos muestra la humildad. San Francisco de Sales escribe: ‘¡Dios mío! ¡Cuántos santos afectos hace surgir en nuestros corazones este nacimiento! Pero sobre todo nos enseña la perfecta renuncia a todos los bienes, a todas las pompas [...] de este mundo. Yo no sé, pero no encuentro otro misterio en el que se mezclen tan suavemente la ternura y la austeridad, el amor y el rigor, la dulzura y la dureza’ [3]: todo esto lo vemos en el pesebre. Sí, estemos atentos a no caer en la caricatura mundana de la Navidad. Y esto es un problema, porque la Navidad es esto. Pero hoy vemos que también hay ‘otra Navidad’, entre comillas, es la caricatura mundana de la Navidad, que reduce la Navidad a una fiesta consumista y empalagosa. Se desea hacer fiesta, tenemos que hacerla, pero esto no es Navidad, la Navidad es otra cosa. El amor de Dios no es meloso, el pesebre de Jesús nos lo demuestra, el amor de Dios no es un bienhechor hipócrita que encubre la búsqueda de los placeres y de las comodidades. Nuestros ancianos que han conocido la guerra y hasta el hambre, lo saben bien: la Navidad es alegría y fiesta, ciertamente, pero en la sencillez y en la austeridad.

Y concluimos con un pensamiento de San Francisco de Sales que también retomo en la Carta Apostólica. Él se lo dictó a las Hermanas Visitandinas, -¡piensen! – dos días antes de morir. Y decía ‘¿Vean al Niño Jesús en el pesebre? Recibe todos los estragos del tiempo, del frío y de todo lo que el Padre permite que le suceda. No rehúsa los pequeños consuelos que le da su Madre, y no está escrito que extienda jamás sus manos para tener el seno de su Madre, sino que deja todo al cuidado y previsión de ella; así que no debemos desear nada ni rechazar nada, soportando todo lo que Dios nos mande, el frío y los embates del tiempo’ [4]. Y aquí, queridos hermanos y hermanas, hay una gran enseñanza que nos viene del Niño Jesús a través de la sabiduría de San Francisco de Sales: no desear nada ni rechazar nada, aceptar todo lo que Dios nos envía. ¡Pero cuidado! Siempre y sólo por amor, porque Dios nos ama y siempre y sólo quiere nuestro bien.

Miremos al pesebre, que es el trono de Jesús, miremos a Jesús en las calles de Judea, de Galilea, predicando el mensaje del Padre y miremos a Jesús en el otro trono, en la cruz. Esto es lo que Jesús nos ofrece: el camino, pero este es el camino de la felicidad.

Para todos ustedes y sus familias, ¡Feliz Navidad y buen inicio del año nuevo¡

 

[1] Alla madre di Chantal, Annecy, 25 dicembre 1613, in Tutte le lettere, vol. II (1619-1622), a cura di L. Rolfo, Paoline, Roma 1967, 402-403 ( Œuvres de Saint François de Sales, édition complète, Annecy, Tome XVI, 120-121).

[2] A una religiosa, Parigi, verso il 6 gennaio 1619, in Tutte le lettere, vol. III (1619-1622), a cura di L. Rolfo, Paoline, Roma 1967, 10 ( Œuvres de Saint François de Sales, édition complète, Annecy, Tome XVIII, 334-335).

[3] A una religiosa dell’abbazia di Santa Caterina, Annecy, 25 o 26 dicembre 1621, in Tutte le lettere, vol. III (1619-1622), a cura di L. Rolfo, Paoline, Roma 1967, 615 ( Œuvres de Saint François de Sales, édition complète, Annecy, Tome XX, 212).

[4] Trattenimenti spirituali, Paoline, Milano 2000, 463 (F. De Sales, Entretiens spirituels, Œuvres. Textes présentés et annotés par A. Ravier avec la collaboration de R. Devos, Bibliothèque de la Pléiade, Gallimard, Paris 1969, 1319).

 

Saludos que el Papa Francisco dirigió a los fieles y peregrinos en diversos idiomas

“Doy la bienvenida a todos los peregrinos de habla inglesa presentes en la audiencia de hoy, especialmente a los grupos provenientes de los Estados Unidos de América. A todos ustedes y sus familias, les deseo nuevamente una feliz Navidad y un año nuevo colmado de alegría y de paz. ¡Dios te bendiga!”

“Saludo cordialmente a las personas de habla francesa, en particular a los jóvenes del Seminario San Pablo VI con su obispo. Hermanos y hermanas, en estos días en que contemplamos el misterio de Dios hecho hombre, pidamos la gracia de saber privarnos de algo para ofrecerlo al prójimo necesitado, para que todos puedan vivir la alegría de la Navidad. ¡Dios les bendiga!”

“Queridos hermanos y hermanas de lengua alemana, hoy, en la fiesta de los Santos Inocentes, pensemos en los pequeños, en todos los niños que sufren la explotación, el hambre y la guerra. Que el Señor nos ayude con su bendición a protegerlos y sostenerlos. ¡Felices fiestas!”

“Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Pidamos al Señor que cada familia, especialmente aquellas que más sufren por las carencias y la aspereza del frío, encuentren en las comunidades cristianas ‘un portal’ en el que sientan la calidez que la Navidad nos trae con la llegada del Niño Dios. Feliz Navidad y próspero año nuevo. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Muchas gracias.”

“Queridos fieles y amigos de lengua portuguesa, en esta santa Navidad, les deseo todos los consuelos y las gracias del Niño Dios: que resplandezca en sus corazones, en sus familias y en sus comunidades la luz del Redentor, que nos revela la ternura y el rostro misericordioso del Padre celestial. Y a todos los bendiga con un sereno y feliz Año Nuevo.”

“Saludo a los fieles de lengua árabe. Confiamos en Dios, porque Él nos ama y siempre, y sólo quiere nuestro bien. Les deseo a todos un sereno Año Nuevo, rico de paz y de todas las gracias celestiales.”

“Saludo cordialmente a todos los polacos. Al acercarse el final de este año, los invito a dar gracias a Dios por su bondad y misericordia. Que el amor de Dios que se ha revelado en Belén lleve consuelo a nuestros corazones, turbados por el drama de la guerra en Ucrania y en otras partes del mundo. También quiero agradecer al pueblo de Polonia por toda la ayuda que brinda al pueblo ucraniano. Recordemos que en la historia de la humanidad la última palabra le corresponde a Dios, porque ‘todo pertenece al amor’. A cada uno de ustedes, a las familias polacas y ucranianas que se encuentran actualmente en su Patria, mi bendición.”

“Doy una cordial bienvenida a los peregrinos de lengua italiana. En particular, saludo a los diversos grupos parroquiales y los animo a ser testigos gozosos del amor de Dios en sus respectivas comunidades.
Saludo después a los adolescentes del Movimiento de los Focolares provenientes de diferentes Países y los animo a encomendarse con confianza a Jesús, el amigo fiel que jamás traiciona. Estoy contento de recibir a los profesores de religión de la diócesis de Trani-Barletta-Bisceglie ya la banda de Ceccano.”

“Me gustaría pedirles a todos ustedes una oración especial, por el Papa Emérito Benedicto, que en silencio está sosteniendo a la Iglesia. Recuérdenlo -está muy enfermo- pidan al Señor que lo consuele y lo sostenga en este testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final. Mi pensamiento se dirige por último, como siempre, a los jóvenes, los enfermos, los ancianos y los recién casados. Que el Niño de Belén les dé su luz y su consuelo. Que Él le conceda a la lastimada Ucrania, oprimida por la brutalidad de la guerra, el ansiado regalo de la paz.  De corazón les bendigo.”