A mediodía del 12 de mayo de 2024, VII Domingo de Pascua, desde su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco se dirigió a la multitudinaria asamblea de cristianos reunidos en la Plaza de San Pedro, para el rezo del Regina Cæli (Fuentes: Vaticano, SPSS, Vatican News, Vatican Media y Dicasterio para la Comunicación).
Como de costumbre ofreció su comentario y/o reflexión del Evangelio del día en la solemnidad de la Ascensión de Señor, que narra como ascendió al cielo para sentarse a la Derecha del Padre, explicó el Sucesor de San Pedro. El Señor no se aleja de nosotros, “es un modo de precedernos” como en asenso de una montaña, detalló el Vicario de Cristo.
La Iglesia como cuerpo de Jesús es ayudada a subir con Él como cuando nos lanza el alpinista principal una soga para permitir que subamos, estos son los Sacramentos, lo cuales nos revelan “belleza de la Patria hacia la que nos encaminamos”, de acuerdo al Papa Francisco, todos los miembros de la Iglesia sube con alegría junto a Jesús, y –remarca el santo padre- nadie debe perderse en el camino.
En su palabras después de rezo mariano, el S.S. Papa Francisco renovó su llamamiento en favor de un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania, enfatizo la disposición de la Santa Sede para favorecer dichos esfuerzo en favor de heridos y enfermos. Reitero su llamado a orar por la paz en Ucrania, en Palestina, en Israel, en Myanmar, y del Mundo
Destacó la celebración de ese día de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, cuyo tema ‘Inteligencia artificial y sabiduría del corazón’ insta a recuperar la sabiduría del corazón para poder interpretar las exigencias de nuestro tiempo y redescubrir el camino hacia una comunicación plenamente humana
Comentario del Papa Francisco al Evangelio del VII Domingo de Pascua,
“Queridos hermanos y hermanas, ¡feliz domingo!
Y ahora, quiero desear un feliz domingo a los muchachos de Génova.
Hoy, en Italia y en otros países, se celebra la Solemnidad de la Ascensión del Señor. El Evangelio de la Misa afirma que Jesús, después de haber encomendado a los apóstoles la tarea de continuar su obra, ‘fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios’ (Mc 16,19). Así dice el Evangelio: ‘fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios’.
El regreso de Jesús al Padre se nos presenta no como un alejamiento de nosotros, sino sobre todo como un modo de precedernos hacia la meta, que es el cielo. Como cuando en la montaña se sube hacia la cima: se camina, con fatiga, y finalmente, en un recodo del sendero, el horizonte se abre y se ve el panorama. Entonces todo el cuerpo vuelve a encontrar la fuerza para afrontar la última subida. Todo el cuerpo – brazos, piernas y todos los músculos – se tensa para llegar a la cumbre.
Y nosotros, la Iglesia, somos precisamente ese cuerpo que Jesús, ascendido al Cielo, arrastra consigo como una ‘soga’. Es Él quien nos desvela y nos comunica, con su Palabra y con la gracia de los Sacramentos, la belleza de la Patria hacia la que nos encaminamos. Del mismo modo también nosotros, sus miembros, – somos nosotros miembros de Jesús – subimos con alegría junto a Él, la cabeza, sabiendo que el paso de uno es un paso para todos, y que nadie debe perderse ni quedar atrás porque somos un cuerpo solo. (Cfr. Col 1,18; 1 Cor 12,12-27).
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Escuchemos bien: Paso a paso, peldaño a peldaño, Jesús nos muestra el camino. ¿Cuáles son esos pasos a dar? El Evangelio hoy dice: ‘Anunciar el Evangelio, bautizar, expulsar a los demonios, enfrentar a las serpientes, sanar a los enfermos’ (Cfr. Mc 16,16-18); en resumen, llevar a cabo las obras del amor: dar la vida, llevar la esperanza, mantenerse alejado de todo mal y mezquindad, responder al mal con el bien, estar cerca de quien sufre. Esto es el ‘paso a paso’. Y cuanto más hacemos esto, más nos dejamos transformar por el Espíritu, más seguimos su ejemplo y más, como en la montaña, sentimos que el aire en torno a nosotros se vuelve ligero y limpio, el horizonte amplio y la meta cerca, las palabras y los gestos se convierten en buenos, la mente y el corazón se agrandan, respiran.
Entonces podemos preguntarnos: ¿Está vivo en mí el deseo de Dios, el deseo de su amor infinito, de su vida que es vida eterna? ¿O estoy un poco aplanado y anclado a las cosas pasajeras, o al dinero, o al éxito, o a los placeres? Y mi deseo del Cielo, ¿me aísla, me cierra o me lleva a amar a los hermanos con ánimo grande y desinteresado, a sentirlos compañeros de camino hacia el Paraíso?
Que María nos ayude, ella que ya llegó a la meta, a caminar juntos con alegría hacia la gloria del Cielo.
Palabras de Papa Francisco después de rezar el Regina Cæli
“Queridos hermanos y hermanas:
Mientras celebramos la Ascensión del Señor Resucitado, que nos hace libres y nos quiere libres, renuevo mi llamamiento en favor de un intercambio general de todos los prisioneros entre Rusia y Ucrania, asegurando la disponibilidad de la Santa Sede para favorecer cualquier esfuerzo en ese sentido, sobre todo por los que están gravemente heridos y enfermos. Y continuemos rezando por la paz en Ucrania, en Palestina, en Israel, en Myanmar... Recemos por la paz.
Se celebra hoy la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, sobre el tema ‘Inteligencia artificial y sabiduría del corazón’. Solo recuperando una sabiduría del corazón podemos interpretar las exigencias de nuestro tiempo y redescubrir el camino hacia una comunicación plenamente humana. ¡Nuestro agradecimiento a todos los operadores de la comunicación por su trabajo!
Hoy en muchos países se celebra la fiesta de la madre; pensemos con reconocimiento en todas las madres, y recemos también por las madres que se han ido al Cielo. Y confiemos a las madres a la protección de María, nuestra madre celestial. ¡Y para todas las madres un gran aplauso!
Saludo a los peregrinos de Roma y de diversas partes de Italia y del mundo, en particular a los procedentes de Hungría y de Malta; a los estudiantes del Colégio de São Tomás de Lisboa; a las bandas musicales de Austria y Alemania, que rinden homenaje a la memoria del Papa Benedicto XVI. ¡Tocan bien! Saludo, además, a los fieles de Pesaro, Cagliari, Giulianova Lido, y a los de Ponti sul Mincio que han venido en bicicleta; a los donantes de sangre AVIS, a la Asociación ‘Giovane Montagna’ de Turín, a los muchachos de la Confirmación de Génova y a las personas afectadas de fibromialgia, en el Día dedicado a esta patología.
Agradezco a quienes han organizado la exposición fotográfica ‘Changes’, ‘Cambios’, instalada bajo la Columnata de la Plaza de San Pedro. Fotógrafos de todo el mundo relatan la belleza de nuestra casa común, un regalo del creador que estamos llamados a custodiar. ¡Os invito a visitar esta exposición!
Os saludo a todos vosotros, y a los muchachos de la Inmaculada. Os deseo a todos, un feliz domingo, y a los genoveses, ¡buen viaje! Por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!”