El 5 de noviembre de 2023, XXXI Domingo del tiempo Ordinario, el Papa Francisco habló a las personas reunidas en la Plaza de San Pedro para el rezo del Rosario, ofreciendo su reflexión acerca de Evangelio del día (Mt 23, 1-12) y refiriéndose al momento en que Jesús revela la incoherencia de los escribas y fariseos entre lo que predicaban y hacían (Fuente: Vaticano, SPSS, Vatican Media, Vatican News y Dicasterio para la Comunicación).

El Santo Padre destacó como en nuestra fragilidad nos debemos de cuidar y permanecer vigilantes ante el peligro de la ‘Duplicidad del Corazón’ donde existe poca autenticidad y por ello duda en la credibilidad cuando se actúa de forma diferente a lo que se dice, invitó a todos a ser testigos creíbles donde el hacer y el primado interior nos permita librarnos de la apariencias, de los ‘maquillajes’, y con la ayuda de María vivamos con integridad del corazón haciendo la voluntad de Dios.

En sus palabras tras el rezo del ángelus, el Papa Francisco volvió a reiterar su urgente llamamiento al cese del conflicto entre Israel y Palestina, sobre todo para evitar el sufrimiento de heridos, familia, niños etc. pidió se permita el paso de ayuda humanitaria. Igualmente reitero su llamado a pedir por la paz en Ucrania y en otros conflictos que están destruyendo el futuro de la niñez en el mundo. Exhortó a rezar para que se logre decir un unánime: ‘basta’.

También rogó por las victimas del reciente terremoto en Nepal, y se mostró cercano a los refugiados afganos que hallaron refugio en Pakistán así como se solidarizó con los afectados por las inundaciones en Italia.

 

Comentario del Papa Francisco sobre el Evangelio Dominical:

“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En el Evangelio de la Liturgia de hoy escuchamos algunas palabras de Jesús que se refieren a los escribas y a los fariseos, es decir a los líderes religiosos del pueblo. Respecto a estas autoridades, Jesús usa palabras muy severas, ‘porque dicen y no hacen’ (Mt 23,3) y ‘todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres’ (v. 5). Esto es lo que dice Jesús: dicen y no hacen y todo lo que hacen lo hacen para aparentar.

Detengámonos entonces en estos dos aspectos: la distancia entre el decir y el hacer y el primado del exterior sobre el interior.

La distancia entre el decir y el hacer. A estos maestros de Israel, que pretenden enseñar a los otros la Palabra de Dios y ser respetados en cuanto autoridad del Templo, Jesús cuestiona la duplicidad de su vida: predican una cosa, pero después viven otra. Estas palabras de Jesús recuerdan a las de los profetas, en particular Isaías: ‘Ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios, mientras que su corazón está lejos de mí’ (Is 29,13). Este es el peligro sobre el que vigilar: la duplicidad del corazón. También nosotros tenemos este peligro: esta duplicidad del corazón que pone en riesgo la autenticidad de nuestro testimonio y también nuestra credibilidad como personas y como cristianos.

Todos nosotros experimentamos, por nuestra fragilidad, una cierta distancia entre el decir y el hacer; pero otra cosa, sin embargo, es tener el corazón doble, vivir con ‘un pie en dos zapatos’ sin hacerse un problema. Especialmente cuando estamos llamados – en la vida, en la sociedad o en la Iglesia – a desempeñar un rol de responsabilidad, recordemos esto: ¡no a la duplicidad! Para un sacerdote, un trabajador pastoral, un político, un profesor o un padre, vale siempre esta regla: esto que dices, esto que predicas a los otros, comprométete tú a vivirlo primero. Para ser maestros con autoridad es necesario ser primero testigos creíbles.

El segundo aspecto viene como consecuencia: el primado del exterior sobre el interior. De hecho, viviendo en la duplicidad, los escribas y los fariseos están preocupados por tener que esconder su incoherencia para salvar su reputación exterior. De hecho, si la gente supiera qué hay realmente en su corazón, se avergonzarían, perdiendo toda su credibilidad. Y entonces realizan obras para aparentar ser justos, para ‘salvar las apariencias’, como se dice. El maquillaje es muy común: maquillan la cara, maquillan la vida, maquillan el corazón. Esta gente ‘maquillada’ no sabe vivir la verdad. Y muchas veces también nosotros tenemos esta tentación de la duplicidad.

Hermanos y hermanas, acogiendo esta advertencia de Jesús preguntémonos también nosotros: ¿tratamos de practicar lo que predicamos, o vivimos en la duplicidad? ¿Decimos una cosa y hacemos otra? ¿Estamos preocupados solo por mostrarnos impecables fuera, maquillados, o cuidamos de nuestra vida interior en la sinceridad del corazón?

Dirijámonos a la Virgen Santa: Ella que ha vivido con integridad y humildad del corazón según la voluntad de Dios, nos ayude a volvernos testigos creíbles del Evangelio.”

Video Vatican

Palabras del Santo Padre tras el rezo del Ángelus

“¡Queridos hermanos y hermanas!

Sigo pensando en la grave situación en Palestina y en Israel, donde muchísimas personas han perdido la vida. Les pido que se detengan, en nombre de Dios: ¡cesen el fuego! Espero que se sigan todas las vías para evitar absolutamente una prolongación del conflicto, que se pueda socorrer a los heridos y que las ayudas lleguen a la población de Gaza, donde la situación humanitaria es gravísima. Que liberen inmediatamente a los rehenes. Entre ellos hay también muchos niños, ¡que vuelvan con sus familias! Sí, pensemos en los niños, en todos los niños involucrados en esta guerra, como también en la de Ucrania y en otros conflictos: así se está matando su futuro. Rezamos para que se tenga la fuerza de decir ‘basta’.

Estoy cerca de la población de Nepal que sufre a causa del terremoto; como también de los refugiados afganos que han encontrado refugio en Pakistán pero ahora ya no saben dónde ir. Y rezo también por las víctimas de las tormentas y de las inundaciones, en Italia y en otros países. Les saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de varios países. En particular saludo a los fieles de Viena y de Valencia, al grupo parroquial de Cagliari, la Banda y el Coro de Longomoso, en Alto Adige. Saludo a los jóvenes de Rodengo Saiano, Ome y Padergnone; los catequistas de Cassina de’ Pecchi y los de la parroquia San Juan Bosco en Trieste; y saludo al Comité ‘Detener la guerra’.

Les deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!”