El Domingo, 3 de diciembre de 2023, el Santo Padre aún presentaba complicaciones con su cuadro clínico, por lo que se hizo una trasmisión desde la Casa de Santa Marta y solicitó la ayuda de Monseñor Paolo Braida nuevamente, confiándole la lectura de las reflexiones o catequesis y así como de las palabras finales y llamamientos; no obstante el Papa Francisco si recitó y dirigió la oración mariana (Fuente: Vaticano, SPSS, Vatican Media, Vatican News y Pont. Dicasterio para la Comunicación).

Si bien la reflexión nos exhorta a estar vigilantes se enfatizó que no se trata de un espera temerosa, sino anhelante, que espera con seguridad y alegría el poder acoger a Jesús a lo largo de la vida cotidiana, ya sea en la Navidad o en la última venida al final de los tiempos, pues viene a nuestras vidas cada día durante la semana y durante la Eucaristía, con la actitud del centinela que no se deja vencer por el cansancio.

En los comentarios y llamamientos tras el rezo mariano, se destacó la grave situación en Gaza y la necesidad del alto a fuego y se hizo un llamamiento a buscar soluciones valientes –sin armas- por el camino de la Paz. Además el Papa Francisco aseguró su oración para la víctimas de un atentado con bombas perpetrado en Filipinas durante la celebración de una Misa Católica; el Santo Padre también se expresó cercano al pueblo de Mindanao.

En otro párrafo el Sucesor de San Pedro se declaró atento a las conversaciones sobre cambio climático que se llevan acabo en la cumbre de Dubai, COP28 e hizo un llamamiento a la necesaria conversión ecológica mundial.

También destacó que ese día se celebraba el Día Internacional de las Personas con Discapacidad y llamó a acoger e incluir a todos los seres humanos que se encuentran en algún tipo de estas condiciones, a la vez exhortó a que desde cualquier ámbito social se les brinde ayuda.

 

Reflexión de Evangelio antes de orar

Papa Francisco “Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Tampoco hoy podré leer todo: estoy mejorando, pero la voz todavía no me da. Mons. Braida leerá la catequesis.”

 Mons. Paolo: “Hoy, primer domingo de Adviento, en el breve Evangelio que nos propone la liturgia (Cfr. Mc 13,33-37), Jesús nos dirige tres veces una exhortación sencilla y directa: ‘Estén vigilantes’ (vv. 33.35.37).

El tema es, pues, la vigilancia. ¿Cómo debemos entenderla? A veces pensamos en esta virtud como una actitud motivada por el miedo a un castigo inminente, como si un meteorito estuviera a punto de caer del cielo y nos amenazara con aplastarnos, si no nos apartamos a tiempo. ¡Pero, ciertamente, éste no es el sentido de la vigilancia cristiana!

Jesús lo ilustra con una parábola, hablando de un amo que regresará y de sus siervos que lo esperan (Cfr. v. 34). En la Biblia el siervo es la ‘persona de confianza’ del amo, con el que a menudo existe una relación de cooperación y afecto. Pensemos, por ejemplo, que Moisés es definido como siervo de Dios (Cfr. Nm 12,7) y que incluso María dice de sí misma: ‘He aquí la sierva del Señor’ (Lc 1,38). Así pues, la vigilancia de los siervos no se basa en el temor, sino en el anhelo, en la espera de ir al encuentro del amo que viene. Se preparan para su regreso porque lo quieren mucho, porque esperan que, cuando llegue, encuentre una casa acogedora y ordenada: están felices de volver a verlo, hasta el punto de que esperan su regreso como si fuera una fiesta para toda la gran familia a la que pertenecen.

Con esta espera llena de afecto queremos también nosotros prepararnos para acoger a Jesús: ya sea en Navidad, que celebraremos dentro de unas semanas; ya sea al final de los tiempos, cuando regrese en gloria; ya sea cada día, cuando venga a nuestro encuentro en la Eucaristía, en su Palabra, en nuestros hermanos y hermanas, especialmente en los más necesitados.

Por eso, de modo especial durante estas semanas, preparemos con esmero la casa del corazón, para que esté ordenada y sea acogedora. Vigilar, de hecho, significa estar con el corazón preparado. Es la actitud del centinela, que en la noche no se deja tentar por el cansancio, no se duerme, sino que permanece despierto esperando la luz que llegará. El Señor es nuestra luz y es bueno preparar el corazón para acogerlo con la oración y para hospedarlo con la caridad, los dos preparativos que, por así decirlo, lo hacen sentirse cómodo. A este respecto, se cuenta que san Martín de Tours, hombre de oración, después de dar la mitad de su manto a un pobre, soñó con Jesús vestido precisamente con esa parte del manto que había dado. He aquí un hermoso programa para el Adviento: encontrar a Jesús que viene en cada hermano y hermana que nos necesita, y compartir con ellos lo que podamos: escucha, tiempo, ayuda concreta.

Queridos hermanos, hoy nos hace bien preguntarnos cómo podemos preparar un corazón acogedor para el Señor. Podemos hacerlo acercándonos a su Perdón, a su Palabra, a su Mesa, encontrando espacio para la oración, acogiéndolo en los necesitados. Cultivemos su espera sin distraernos con tantas cosas inútiles y sin quejarnos todo el tiempo, sino manteniendo el corazón vigilante, es decir, ansioso de Él, despierto y preparado, impaciente por encontrarlo.

Que la Virgen María, mujer de la espera, nos ayude a acoger a su Hijo que viene.”

Video Vatican News

Comentarios y llamamientos tras el rezo mariano

Queridos hermanos y hermanas:

En Israel y Palestina la situación es grave. Duele que se haya roto la tregua: esto significa muerte, destrucción y miseria. Muchos rehenes han sido liberados, pero tantos están todavía en Gaza. Pensemos en ellos, en sus familias que habían visto una luz, una esperanza de reencontrarse con sus seres queridos. Hay mucho sufrimiento en Gaza; faltan productos de primera necesidad. Espero que todos los implicados puedan alcanzar un nuevo acuerdo de alto el fuego lo antes posible y encontrar soluciones distintas a las armas, tratando de tomar valientes caminos hacia la paz.

Quisiera asegurar mi oración por las víctimas del atentado de esta mañana en Filipinas, donde una bomba ha estallado durante la misa. Estoy cercano a las familias, al pueblo de Mindanao que ya ha sufrido tanto.

Si bien desde la distancia, sigo muy de cerca los trabajos de la COP 28 de Dubái. Les estoy cerca. Renuevo mi llamado para una respuesta a los cambios climáticos con cambios políticos concretos: salgamos de las estrecheces de los particularismos y de los nacionalismos, esquemas del pasado, y abracemos una visión común, comprometiéndonos todos ahora, sin demora, con una necesaria conversión ecológica mundial.

Hoy es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Acoger e incluir a quienes experimentan esta condición ayuda a toda la sociedad a ser más humana. En las familias, en las parroquias, en las escuelas, en el trabajo, en el deporte: aprendamos a valorar a cada persona con sus cualidades y capacidades, y no excluyamos a nadie.

Saludo con afecto a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de otras partes del mundo, especialmente a los polacos que participan en los actos promovidos en Roma en honor de la familia mártir Ulma, recientemente beatificada.

Saludo a todos los peregrinos y a todos los grupos parroquiales de Florencia, Siena, Brindisi, Cosenza y Adrano.

Deseo a todos un buen domingo y un buen camino de Adviento. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y hasta pronto!”