El sábado 6 de enero de 2024, el Papa Francisco presidió el rezo del ángelus con motivo de la Solemnidad de la Epifanía Del Señor, en su sermón introductorio al rezo del ángelus, comentó a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro y a la audiencia en los medios y redes sociales, el evangelio de Mateo que narra la adoración de los Magos de oriente (Mt 2,1-12) (Fuentes: Vaticano, SPSS, Vatican Media, Vatican News y Dicasterio para la Comunicación).

El Obispo de Roma puso de manifiesto los hechos de la narrativa de la Epifanía del Señor y la adoración de los Magos, poniendo énfasis en el acontecimiento de que fueron testigos: Dios hecho hombre, subrayó que contemplar a Jesús, adorarlo en la Eucaristía no es perder el tiempo sino darle sentido al tiempo “Es encontrar el rumbo de la vida en la sencillez de un silencio que alimenta el corazón” afirmó el Santo Padre.

En sus palabras tras el rezo del ángelus el Papa Francisco reitero su exhortación a orar por la paz en Oriente Medio, en Palestina, en Israel, en Ucrania y en el mundo entero. También se expresó cercano al pueblo de Irán tras el grave atentado terrorista sufrido por la gente de Kermán.

 

Sermón del Santo Padre antes de dirigir el rezo del Ángelus

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y feliz fiesta!

Hoy celebramos la Epifanía del Señor, es decir, su manifestación a todos los pueblos, representada por los Magos (Cfr. Mt 2,1-12). Son sabios buscadores que, tras dejarse interpelar por la aparición de una estrella, se ponen en camino y llegan a Belén. Y allí encuentran a Jesús, ‘con María, su madre’, se postran y le ofrecen ‘oro, incienso y mirra’ (v. 11).

Hombres sabios que reconocen la presencia de Dios en un simple Niño: no en un príncipe ni en un noble, sino en un niño de pobres, y se postran ante Él, adorándolo. La estrella les ha conducido hasta allí, ante un Niño; y ellos, en sus ojos pequeños e inocentes, captan la luz del Creador del universo, a cuya búsqueda han dedicado su existencia.

Es la experiencia decisiva para ellos y también importante para nosotros: en el Niño Jesús, vemos a Dios hecho hombre. Por eso, contemplémosle, maravillémonos de su humildad. Contemplar a Jesús, estar ante Él, adorarlo en la Eucaristía: no es perder el tiempo, sino darle sentido al tiempo; Adorar no es perder el tiempo, sino darle sentido al tiempo: esto es importante, repito: adorar no es perder el tiempo, sino darle sentido al tiempo; Es encontrar el rumbo de la vida en la sencillez de un silencio que alimenta el corazón.

Y también encontramos tiempo para mirar a los niños, como los Magos miran a Jesús: a los pequeños que también nos hablan de Jesús, con su confianza, su inmediatez, su asombro, su sana curiosidad, su capacidad de llorar y reír espontáneamente, de soñar. Dios se hizo así: niño, confiado, sencillo, amante de la vida (Cfr. Sb 11,26). Si nos ponemos delante del Niño Jesús y en compañía de los niños, aprenderemos a asombrarnos y partiremos más sencillos y mejores, como los Reyes Magos. Y sabremos tener miradas nuevas, miradas creativas ante los problemas del mundo.

Así que preguntémonos: durante estos días, ¿nos hemos detenido a adorar, hemos hecho un espacio para Jesús en silencio, rezando delante del pesebre? ¿Hemos pasado tiempo con los niños, hablando y jugando con ellos? Y por último, ¿somos capaces de ver los problemas del mundo a través de los ojos de los niños?

Que María, Madre de Dios y nuestra, aumente nuestro amor al Niño Jesús y a todos los niños, especialmente a los probados por las guerras y la injusticia."

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Comentario del Papa tras el rezo del Ángelus:

"Queridos hermanos y hermanas

Hace sesenta años, en estos mismos días, el Papa san Pablo VI y el Patriarca ecuménico Atenágoras se reunieron en Jerusalén, rompiendo un muro de incomunicación que había mantenido separados durante siglos a católicos y ortodoxos. Aprendamos del abrazo de esos dos Grandes de la Iglesia en el camino hacia la unidad de los cristianos, rezando juntos, caminando juntos, trabajando juntos.

Y pensando en ese gesto histórico de fraternidad realizado en Jerusalén, recemos por la paz, por la paz en Oriente Medio, en Palestina, en Israel, en Ucrania, en el mundo entero. Tantas víctimas de las guerras, tantas muertes, tanta destrucción... Recemos por la paz. Expreso mi cercanía al pueblo iraní, especialmente a las familias de las numerosas víctimas del atentado terrorista de Kermán, a los numerosos heridos y a todos los afectados por este gran dolor.

La Epifanía es la Jornada de la Infancia Misionera. Saludo a los niños y jóvenes misioneros de todo el mundo, les agradezco su compromiso en la oración y en el apoyo concreto al anuncio del Evangelio y, en particular, a la promoción de la infancia en tierras de misión. Gracias, ¡muchas gracias!

Doy la bienvenida a los participantes en la romería histórico-folclorística, que este año está dedicada al valle del río Tíber y a sus valores humanos y religiosos.

Saludo a los fieles venidos de Alemania, a los jóvenes del Movimiento ‘Tra Noi’, a los ‘Amici dell'storia e delle tradizioni’ de Carovilli, al grupo AVIS de Paderno Franciacorta. Y extiendo mi bendición a los participantes en la gran Cabalgata de los Reyes Magos en Varsovia y en muchas ciudades de Polonia.

Y deseo a todos una Feliz Epifanía. Por favor, sigan rezando por mí y sigan adelante, valientes: que el Señor les bendiga. Buen provecho y hasta luego."