De acuerdo a medios salesiana tras 13 años de guerra y a casi un año de gran terremoto destruyó aún más la infraestructura de la ciudad de Alepo, el aumento de la pobreza, perdida del poder adquisitivo por la devaluación de su moneda, el escenario en Siria se percibe desalentador, muchos proyecta su futuro fuera del país; ante esto los misioneros salesianos representan luz y esperanza para los más jóvenes y sus familias pues ofrecen espacios de paz que les permiten soñar con un mejor futuro.

Las presencias salesianas de Alepo, Damasco y Kafroun atienden a cerca de 3,500 menores y jóvenes, 1,600 menores en Damasco y 400 en Kafroun.

De acuerdo a Mateo Colmenares, voluntario en la obra de Alepo: ‘En octubre comenzamos el nuevo curso pastoral y las actividades de invierno, y sólo en Alepo tenemos a más de 1.500 muchachos. Participan en las actividades del oratorio, entrenamientos y catequesis’,

Los misioneros salesianos comentan: ‘Mantenemos el refuerzo escolar para 100 niños y niñas porque las escuelas católicas son privadas e inalcanzables económicamente para las familias. La mayoría de menores va a escuelas públicas que son musulmanas y tienen que solapar su fe…

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Los Salesianos son un signo de esperanza y de paz para la población, Colmenares agrega ‘Se están dando todas las ayudas posibles en la parte económica: bonos para paneles solares por familia, comida, reconstrucción por el terremoto… todo lo posible para ayudar a esta gente…Estamos dando luz en momentos de mucha oscuridad y dificultad. Los Salesianos no paran de apostar por los jóvenes a pesar de las situaciones tan complicadas y tratamos de abrir nuevas perspectivas de acción para llegar a más personas cada vez’,

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El conflicto entre Israel y Gaza le hace temer y afecta, de acuerdo al Voluntario. ‘La guerra es como levantar una costra sobre una herida que ya existe y que no ha sanado. La población no habla de ello, pero todo el mundo está temeroso’,

Ante las ráfagas de fuego visibles en los cielos los niños que jugaban en oratorio se atemorizaban, explica Colmenares. ‘Los más pequeños lloraban y tenían miedo. Los de mediana edad, que vivieron el final de la guerra reían y aplaudían, y los más mayores, que vivieron el mayor golpe de la guerra, con 16-17 años, seguían la vida normal y no reparaban en nada. Cuando esto ocurre, nosotros empezamos la ráfaga de avemarías con el rezo del rosario en el patio, ya que no hay avisos de alarma en el oratorio porque tampoco tenemos dónde meterlos a todos’.

 

“Los jóvenes se sienten felices y en familia en los centros juveniles salesianos en Siria. Sin embargo, también expresan un cansancio hacia la guerra, un hastío lleno de sufrimiento cuando se escuchan bombas y disparos. ‘¿Hasta cuándo esto, por qué seguimos en esto?’, se preguntan. La realidad es que ‘vemos estructuras que están recuperándose, pero otras siguen abandonadas. El mismo escenario que muestra la televisión en Gaza lo vemos aquí en Alepo, con todo destruido por la guerra y el terremoto’.

En este inicio de años desde Siria piden que ‘el cese de la violencia y que las ayudas sigan llegando desde la solidaridad salesiana de todo el mundo para seguir acompañando a los damnificados por el terremoto y por la guerra’”.

(Fuente: InfoANS)