El Miércoles de Ceniza, que inicia el 14 de febrero, este año se nutre del tema que el Papa Francisco ha elegido para guiar la Cuaresma 2024 "A través del desierto Dios nos guía a la libertad". Si bien se trata de un día de ayuno, penitencial, que nos recuerda la fragilidad de nuestra condición humana, limitada y pecadora, nos hace ver el panorama completo de iniciar este recorrido de 40 días acompañado a Jesús en el desierto, pues Él que siendo Dios se abajo y se hizo hombre de carne y hueso, asumiendo nuestra condición, no peco, pero cargando con nuestros pecados los llevó consigo a la Cruz para que muriendo con Él, y estos también murieran, pero a diferencia de aquellos, Él resucitó y venció a la muerte provocada dichas ofensas a Dios, las cuales murieron en la Cruz, brindándonos la gracia del perdón, y de la libertad.  Así es como Jesús nos habré las puertas a la vida eterna y nos convoca a imitarlo.

El  Papa Francisco nos anima a seguir la ruta del ‘desierto’, explica que al concluir dicha  experiencia, Dios nos revela al final la libertad,  Ssu amor.Que ojala como a Jesús,  después de vencer las tentaciones, venga la paz.

El miércoles de ceniza nos recuerda la costumbre del pueblo judío de romper sus vestiduras, o vestir ropas ásperas e incomodas como el sayal -que suele ser de lana-, y a la vez se cubrían o sentaban sobre ceniza (Cfr. Jonás 3, 6) como signo de dolor y arrepentimiento, muchas veces fue efectivo, cuando dicha acción era sincera, por ejemplo: los pobladores de Ninive pusieron en práctica estas acciones : orar y mortificarse aceptando su falta, y por eso Dios los 'lidero' del castigo anunciado por Jonás  

 Jesús al revelar el destino  de las generaciones que le conocieron, con dolor  anheló que sucediera con otros pueblos lo que con Ninive . Quienes escucharon y vieron a Cristo  ofendían a Dios y era impenitentes, es decir un necios y reacios al arrepentimiento, quizás una pizca de autosuficiencia y un terrón de soberbia los dominaba.

El Evangelio de san Mateo destaca lo que Jesús dijo acerca de esta insensatez,  cuando no deseaba escucharle y le pedían pruebas que demostran quien era Él: "Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra. 41Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás" (Mt. 12, 39-40). Sin la humildad y sencillez que brota del corazón del que   ama a Dios es imposible conmover el corazón de que peca a sabiendas de que aquello es malo.

Iluminadas estas prácticas piadosas y penitenciales por los Evangelios y la palabra de Jesús, se perciben como bálsamo, y al mismo tiempo como un portal o pasaje para primero: reconocer que fuimos creados por Dios y que su aliento fue es lo que nos brindó la vida, por lo que Él dispone de ella como consideré más conveniente, no obstante, siempre respetuoso de nuestra libertad... meditemos:

"Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente." (Gn 2, 7)

Y debido al pecado cometido por nuestros primeros padres Adán y Eva, quedo marcado el destino de nuestra limitada existencia que sólo se transforma al aceptar y comer de Jesús:

"Comerás el pan con sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste sacado; pues eres polvo y al polvo volverás" (Gn 3, 19)

Estas realidades nos son recordadas al celebrar el rito penitencial de la ceniza que nos trae a la memoria nuestro origen y fragilidad con el fin de que recurramos a Dios con sencillez y humildad.

El Nuevo Testamento nos revela la verdadera voluntad del Padre a través de su Hijo Jesús y la gracia del arrepentimiento, así como la importancia de una fe testificada con acciones concretas, por lo cual se nos dicen al ser signados con la ceniza: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio" que nos lleva a buscar la restauración de nuestra amistad con Dios a través de su Hijo Jesús siguiendo su palabra, pues Él es el Camino, la Verdad y la Vida. “Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre” (Cfr. Jn 4, 6-7)

Él mismo protagoniza el Evangelio de San Marcos -quien le atribuye esta frase-, señalándonos que debemos considerar el llamado al arrepentimiento y conversión  como una oportunidad, un don una gracia, y a la vez como una convicción suscitada por el Espíritu Santo que nos exhorta al compromiso y a asumirlo como un  programa de vida

".. Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía: ‘Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio»’·(Mc 1,14-15).

 Por lo anterior  vemos cual es el origen y fundamento de las palabras que nos dicen al imponernos la ceniza: "Arrepiéntete y cree en el Evangelio", los sacerdote y ministros,  imitando a Jesús,  anuncian para nosotros la  la Buena Nueva de la Salvación

Fue el mismo Jesús quien nos prometió permanecer con nosotros hasta "el Fin de los tiempo" para ayudarnos a perseverar, además Él iluminó los mandamientos revelándonos su verdadero sentido y bondad:

"Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos»" (Mt 28, 19-20)

Por lo general la gente suele preguntarse "¿De donde se obtiene esa ceniza?": la iglesia acostumbra obtenerla de la incineración de las palmas benditas que se han secado tras un año y que fueron utilizadas el Domingo de Ramos del año anterior, mismas que se dedicaron para dar la bienvenida a Jesús al finalizar la cuaresma e iniciar la Semana Santa.

Además se pregunta ¿Cómo hizo Jesús para quedarse con nosotros?¿En dónde está? y curiosamente resulta muy claro,  nos dejo :

1) Al Espíritu Santo para acompañarnos y guiarnos; y

2)  El memorial de la Eucaristía; como podemos ver en las siguiente lecturas:

"Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros." (Jn 14, 15-17)

 “Y, tomando pan, después de pronunciar la acción de gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía». Después de cenar, hizo lo mismo con el cáliz diciendo: «Este cáliz es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros”.(Lc 22, 19-20)

Y si no quedará claro la finalidad del Memorial Eucarístico que no es otra cosa que la Santa Comunión, ese pequeñito pedazo de pan que es Jesús, leamos este otro fragmento

 “‘Nadie puede venir a mí si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: ‘Serán todos discípulos de Dios’.

Todo el que escucha al Padre y aprende, viene a mí. No es que alguien haya visto al Padre, a no ser el que está junto a Dios: ese ha visto al Padre.

En verdad, en verdad os digo: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera.

Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre.

 Y el pan que yo daré es mi carne por la vida del mundo’.

Disputaban los judíos entre sí: ‘¿Cómo puede este darnos a comer su carne?

Entonces Jesús les dijo: ‘En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.

El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.

Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida.

El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él.

Como el Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre, así, del mismo modo, el que me come vivirá por mí.

Este es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre’.

Esto lo dijo Jesús en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.” (Jn 6, 44-59)

Además Jesús nos invita a no reservarnos para nosotros mismos sino a darnos a los demás,  a dar la vida y el mismo Evangelio de San Juan muestra a Jesús diciendo.

 "El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna" (Jn 12, 25).

Así que este miércoles de ceniza vayamos con alegría pero a la vez con recogimiento y reflexionado con detenimiento aquello que debe cambiar en cada uno de nosotros, preguntémonos en qué hemos ofendido a Dios o al prójimo, cuándo nos hemos dejamos llevar por lo efímero y pasajero.

Cuándo hemos faltado al mandado del amor a Dios y/o al prójimo, o si hemos sido egoístas, groseros y/o altaneros, o si hemos cometido acciones o tenido y/o aceptado pensamientos deshonestos.

Y si todo esto no nos lo reclama nuestra la conciencia, ¡No nos confiemos!: hay que revisar si hemos sido omisos en hacer el bien, es decir, si bien es cierto que no hemos hecho nada que parezca malo ¡Tampoco hemos hecho nada bueno! ¿Valientes cristianos, verdad?

Algo es innegable, pues Jesús nos los reveló: Todos hemos pecado y ofendido a Dios, -Todos menos Él-. Por lo que en esta Cuaresma ¡Todos estamos necesitados de Dios! Por eso Él que es humilde compasivo, misericordioso y amable nos llama una y otra vez a la conversión, con la ayuda siempre materna de mamá María, Auxiliadora de los Cristianos.

No nos olvidemos de recurrir a los sacramentos de la Comunión y la Reconciliación así como imploremos la ayuda de María, meditemos como ella, como nos los ha enseñado Don Bosco y el Papa Francisco, recordando el “Sueño que nos hace soñar” procuremos los medios para seguir haciéndonos: humildes, fuertes y robustos.

¡Feliz conversión con ayuno, oración y penitencia! Pero sobre todo con acciones buenas. Nada, nada está de más,  ni de menos.

Que vivan con serenidad y en compañía de Jesús, José y María esta bendita Cuaresma…

¡Ah! Y al estilo de Don Bosco: cumpliendo con el deber cotidiano siempre alegres, a lavarse el rostro a peinar el cabello, a hacer con discreción el bien… sencillos y de acuerdo al llamado recibido, pero sobre todo libres como nos lo ha señalado el Santo Padre… Libres.