Al mediodía del VI domingo del Tiempo Ordinario, 11 de febrero de 2024, el Santo Padre Francisco se hizo presente desde el ventanal de su estudio en el palacio apostólico para acompañar durante el rezo del Ángelus a los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, a quienes ofreció su sermón y reflexión sobre el Evangelio de de San Marcos que narra la curación del leproso (cfr. Mc 1,40-45), proclamado durante la santa Misa de Canonización de la Beata María Antonia de san José de Paz y Figueroa -popularmente conocida como “Mama Antula”-, rito que el Papa Francisco encabezó unas horas antes.

Su Santidad destacó en su comentario que el estilo de Jesús al curar al leproso y a aquellos que sufren alguna dolencia es de "pocas palabras y hechos concretos", habla poco y actúa diligentemente con prontitud, de inmediato, mostrando un pudor delicado, como aquel que "escucha atentamente y actúa con diligencia, preferiblemente sin llamar la atención", es un amor concreto de presencia y encuentro en tiempo y espacio, no de bellas palabras.

El Santo Padre tras el rezo mariano, celebró la canonización de la ahora Santa argentina María Antonia de san José; además subrayó que este día se celebra la memoria de la Santísima Virgen de Lourdes y la Jornada Mundial del Enfermo, y enfatizó que ellos -incluso él mismo- requieren de cercanía. Recalcó el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura.

Afirmó que actualmente a muchas personas enfermas, se les niega el derecho a los cuidados así como el derecho a la vida. Hizo patente su pensamiento sobre aquellos que viven en la extrema pobreza; y sobre los territorios en guerra, denunciando que ahí se violan los derechos humanos fundamentales, algo que califico como intolerable. Invitó rezar por Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar y por todos los pueblos martirizados por la guerra.

 

Palabras del Papa Francisco antes de recitar la oración mariana:

"Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de hoy nos presenta la sanación de un leproso (cf. Mc 1,40-45). Al enfermo, que lo implora, Jesús le responde: 'Quiero: queda limpio' (v. 41). Pronuncia una frase sencillísima, que pone inmediatamente en práctica. De hecho, 'la lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio' (v. 42). He aquí el estilo de Jesús con quien sufre: pocas palabras y hechos concretos.

Muchas veces, en el Evangelio, lo vemos comportarse así con quien sufre: sordomudos (cf. Mc 7,31-37), paralíticos (cf. Mc 2,1-12) y otros tantos necesitados (cf. Mc 5). Siempre hace así: habla poco y a las palabras les siguen enseguida las acciones: se inclina, toma de la mano, cura. No se entretiene en discursos o interrogatorios, y mucho menos en pietismos y sentimentalismos. Más bien demuestra el pudor delicado de quien le escucha atentamente y actúa con diligencia, preferiblemente sin llamar la atención.

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Es un modo maravilloso de amar, ¡y cuánto bien nos hace imaginarlo y asimilarlo! Pensemos también en cuando nos encontramos a personas que se comportan así: sobrias en las palabras, pero generosas en la acción; reacias a exhibirse, pero dispuestas a ser útiles; eficaces en la ayuda porque están dispuestas a escuchar. Amigos y amigas a los que se puede decir: '¿Quieres escucharme?' '¿Quieres ayudarme?', con la confianza de escuchar una respuesta, casi con las palabras de Jesús: 'Sí, quiero, estoy aquí para ti, para ayudarte'. Esta concreción es tanto más importante en un mundo, como el nuestro, en el que parece que se abre camino, cada vez más, una virtualidad evanescente de las relaciones.

Escuchemos, en cambio, cómo nos provoca la Palabra de Dios: 'Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de ustdes les dice: 'Vayan en paz, abriguense y saciense', pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?» (St 2,15-16). Esto lo dice el apóstol Santiago. El amor necesita concreción, el amor necesita presencia, encuentro, necesita tiempo y espacio donados: no puede reducirse a hermosas palabras, a imágenes en una pantalla, a selfies de un momento o a mensajes apresurados. Son instrumentos útiles, que pueden ayudar, pero no bastan en el amor, no pueden sustituir a la presencia concreta.

Preguntémonos hoy: ¿Yo sé escuchar a las personas, estoy disponible a sus buenas peticiones? ¿O pongo escusas, postergo las cosas, me escondo detrás de palabras abstractas e inútiles? Concretamente, ¿cuándo fue la última vez que fui a visitar a una persona sola o enferma – que cada uno se responda en el corazón – o cuándo fue la última vez que cambié mis planes para satisfacer las necesidades de quien me pedía ayuda?

Que María, solícita en el cuidado, nos ayude a estar preparados y ser concretos en el amor."

 

Comentario del Santo Padre tras el rezo del Ángelus:

"Hoy ha sido canonizada María Antonia de Paz y Figueroa, una santa argentina. ¡Un aplauso para la nueva santa!

Se celebra hoy, en la memoria de la Beata Virgen de Lourdes la Jornada Mundial del Enfermo, que este año llama la atención sobre la importancia de las relaciones en la enfermedad. La primera cosa que necesitamos cuando estamos enfermos es la cercanía de las personas queridas, de los operadores sanitarios y, en el corazón, la cercanía de Dios. Estamos todos llamados a estar cerca de quien sufre, a visitar a los enfermos, como nos enseña Jesús en el Evangelio. Por eso, hoy quiero expresar a todas las personas enfermas o más frágiles mi cercanía y la de toda la Iglesia. No olvidemos el estilo de Dios: cercanía, compasión y ternura.

Pero en esta Jornada, hermanos y hermanas, no podemos silenciar el hecho de que hoy en día hay tantas personas a las que se les niega el derecho a los cuidados y, por tanto, el derecho a la vida. Pienso en quienes viven en la pobreza extrema; pero pienso también en las zonas de guerra: ¡allí se violan todos los días los derechos humanos fundamentales! Es intolerable. Recemos por la martirizada Ucrania, por Palestina e Israel, recemos por Myanmar y por todos los pueblos martirizados por la guerra.

Les saludo a todos ustedes, romanos y peregrinos de varios países. En particular, saludo a los fieles de Moral de Calatrava y Burgos (España), a los de Brasilia y de Portugal; al coro de la Orquesta de jóvenes de Mostar; a la Escuela de Vila Pouca de Aguiar (Portugal).

Saludo a los fieles de Enego y de Rogno, a los voluntarios del Santuario de Santa Ana de Vinadio, al Coro de Eraclèa y a la Asociación Santa Paula Frassinetti de San Calogero. Saludo a los jóvenes de Lodi, Petosino y Torri di Quartesòlo; a los muchachos de la confirmación de Malta, Lallio y Almenno San Salvatore; a los alumnos del instituto “Sant’Ambrogio” de los Salesianos de Milán y al Coretto Bimbi di Piovène Rocchette; así como también al grupo de “Radio Mater”, en ocasión de su 30° aniversario.

Les deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.."