Alan Andrew Manuel salesiano de la Inspectoría de India-Mumbai (INB), fue entrevistado por la Agenzia iNfo Salesiana (ANS), el soñaba con ser un misionero humilde y fuente de esperanza para los jóvenes, especialmente aquellos que encontrará en su destino misionero: el Norte de África (CNA).
Entrevista:
¡Hola, Alan! Preséntate…
Me llamo Alan Manuel y provengo de la Inspectoría india de Mumbai (INB). Viví en Pune junto con mis padres y mi hermano menor. En 2015 ingresé al aspirantado salesiano en Lonavla. Hice mis primeros votos en Nashik en 2019. Después de completar el Posnoviciado y dos años de tirocinio, solicité ser misionero. Mi destino misionero es la Circunscripción de África del Norte (CNA).
¿Qué te inspiró a elegir ser misionero?
La decisión de convertirme en misionero no ocurrió de la noche a la mañana. Fue un viaje gradual y profundamente personal, moldeado por las experiencias y las personas que encontré en el camino. Me ayudó crecer en una familia amorosa y tener la bendición de estar rodeado de salesianos que realmente vivían su misión. Su ejemplo, junto con la vida de Don Bosco, me conmovió profundamente. Comprendí que mi vida podía vivirse no sólo para mí, sino también para los demás, especialmente para aquellos que se sienten olvidados o marginados. La lectura de las historias de los primeros misioneros salesianos que llegaron a la India fue una fuente de inspiración.
¿Estás feliz con el lugar al que vas? ¿Tienes miedos o preocupaciones con respecto al nuevo sitio, la cultura y la gente?
Mientras me preparo para emprender esta misión, no puedo evitar sentir una mezcla de emociones. Estoy profundamente emocionado por el lugar al que voy, sabiendo que cada rincón del mundo encierra belleza y potencial. Cada cultura, cada comunidad tiene su forma única de vivir y expresar el amor, y estoy deseoso de experimentarlo en la misión. Pero, naturalmente, junto con la emoción también surge un poco de temor. La incertidumbre de lograr conectar con las personas, con la nueva cultura y los desafíos de la adaptación puede ser a veces abrumadora. Sin embargo, a pesar de estos miedos, mantengo firme mi fe. Creo que Dios me ha puesto donde debo estar y que su gracia me guiará más allá de cualquier obstáculo. En momentos como estos, mi confianza en Él se fortalece aún más.
¿Cómo reaccionaron los miembros de tu familia, amigos y hermanos de comunidad cuando les hablaste de tu vocación misionera?
Cuando les conté por primera vez a mi familia sobre mi decisión de convertirme en misionero, sus reacciones fueron variadas. Naturalmente, estaban preocupados, inquietos por la distancia, las incertidumbres y los desafíos que podría enfrentar. Con el tiempo, sin embargo, comprendieron que esto es lo que mi corazón desea y no hicieron más que apoyarme. También mis amigos y hermanos de comunidad han sido pilares de fortaleza y ánimo. Algunos quedaron sorprendidos, pero muchos se inspiraron en mi elección. Me han apoyado con sus oraciones, su amor y su fe.
¿Cuáles son tus planes y sueños para tu vida misionera?
Mi sueño como misionero es simple, pero profundo: quiero ser una fuente de esperanza, especialmente para los jóvenes. Quiero caminar a su lado, escuchar sus dificultades y recordarles que no están solos. Mi misión no consiste en realizar gestos grandiosos, sino en estar presente en los pequeños momentos, ofreciendo bondad y guía donde más se necesite. También espero tender puentes entre las culturas, fomentando la comprensión y las relaciones.
¿Tienes en mente algún modelo de gran misionero cuyo estilo de vida quisieras seguir?
Cuando pienso en modelos para mi viaje misionero, no puedo evitar pensar en San Juan Bosco. Su profundo amor por los jóvenes, su fe inquebrantable en su potencial y su incansable dedicación a su bienestar son cualidades que me inspiran cada día. También admiro a otros misioneros, aquellos que trabajan en silencio, lejos de los reflectores, pero cuyo impacto se siente profundamente en las comunidades con las que trabajan. Su humildad y perseverancia me recuerdan que no se trata de reconocimiento, sino de amor en acción.
¿Cuál es tu mensaje para los jóvenes con respecto a la elección y la vocación misionera?
A todos los jóvenes que estén pensando en una vocación misionera, quiero decirles esto: no tengan miedo de escuchar el llamado que resuena dentro de ustedes. El mundo puede decirles que la realización está en el éxito personal, la riqueza o la comodidad, pero la verdadera alegría llega cuando vivimos para los demás. Ser misionero no es fácil: habrá desafíos, dudas y momentos de dificultad. Pero en esos momentos, experimentarán también un tipo de alegría y paz que no se puede encontrar en ningún otro lugar. Si sienten el llamado a recorrer este camino, confíen en esa llamada. Confíen en Dios: Él les dará el amor, la fuerza y el coraje que necesitan. Sigan su voz y encontrarán un propósito más grande de lo que jamás imaginaron.
(Fuente: Agenzia iNfo Salesiana (ANS))