Noviembre de 2024, Vaticano: el Santo Padre Francisco presentó una carta dirigida a las Iglesias particulares para ofrecer directrices de cómo realizar el recuerdo de sus santos, beatos, venerables y siervos de Dios (Fuentes: OPSS, Vatican News, Vatican Media y Dicasterio para la Comunicación).
Carta del Santo Padre Francisco, para el Recuerdo en Iglesias Particulares de sus santos, beatos, venerables y siervos de Dios
“Con la exhortación apostólica Gaudete et exsultate he querido proponer a los fieles discípulos de Cristo del mundo contemporáneo la llamada universal a la santidad. Está en el centro de la enseñanza del Concilio Vaticano II, que recordó que "todos los que creen en Cristo, cualquiera que sea su condición o rango, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad" (LG, 40). Todos estamos llamados, pues, a acoger el amor de Dios que "ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo" (Rom 5,5). La santidad, de hecho, más que ser fruto del esfuerzo humano, significa dar espacio a la acción de Dios.
Cada uno puede reconocer en muchas personas que ha encontrado en el camino testigos de las virtudes cristianas, en particular de la fe, de la esperanza y de la caridad: esposos que han vivido fielmente su amor abriéndose a la vida; hombres y mujeres que en las diversas ocupaciones ha sustentado a sus familias y cooperaron en la expansión del Reino de Dios; adolescentes y jóvenes que siguieron a Jesús con entusiasmo; pastores que mediante del ministerio han vertido los dones de la gracia sobre el pueblo santo de Dios; religiosos y religiosas que viviendo los consejos evangélicos fueran imagen viva de Cristo Esposo.
No podemos olvidar a los pobres, a los enfermos, a los que sufren, que en su debilidad encontraron apoyo en el divino Maestro. Se trata de esa santidad "laboral" y "de la puerta de al lado" de la que siempre ha sido rica la Iglesia alrededor del mundo.
Estamos llamados a dejarnos estimular por estos modelos de santidad, entre los que emergen en primer lugar los mártires que derramaron su propia sangre por Cristo y los que fueron beatificados y canonizados por ser ejemplos de vida cristiana y nuestros intercesores. Pensemos pues en los Venerables, hombres y mujeres cuyo de quienes se ha reconocido el ejercicio heroico de las virtudes, en aquellos que en singulares circunstancias han hecho de su existencia una ofrenda de amor al Señor y a sus hermanos, así como a los Siervos de Dios, de quienes están en curso las Causas de beatificación y canonización. Estos procesos manifiestan cómo el testimonio de la santidad está presente también en nuestro tiempo, en el que brillan como estrellas los grandes testigos de la fe (Cfr. Flp 2,15), que han marcado la experiencia de las Iglesias particulares y, al mismo tiempo, han fecundado la historia. Todos ellos son nuestros amigos, compañeros de viaje, que nos ayudan a realizar plenamente la vocación bautismal y nos muestran el rostro más bello de la Iglesia, que es santa y madre de los santos.
En el curso del año litúrgico la Iglesia honra públicamente en fechas y modalidades preestablecidas a los santos y beatos. Todavía, me parece importante que todas las Iglesias particulares recuerden en una sola fecha a los Santos y Beatos, así como a los Venerables y Siervos de Dios de sus respectivos territorios. No se trata de insertar una nueva memoria en el calendario litúrgico, mas si de promover con oportunas iniciativas fuera de la liturgia, o recordar en ella, por ejemplo en la homilía o en otro momento considerado oportuno, a aquellas figuras que han caracterizado el camino cristiano y la espiritualidad local. Por tanto, exhorto a las Iglesias particulares, a partir del próximo jubileo de 2025, a recordar y honrar a estas figuras de santidad, cada año el 9 de noviembre, fiesta de la dedicación de la Basílica de Letrán.
Esto permitirá a las distintas comunidades diocesanas a redescubrir o perpetuar la memoria de los extraordinarios discípulos de Cristo que dejaron un signo vivo de la presencia del Señor resucitado y siguen siendo hoy guías seguros en el camino común hacia Dios, protegiéndonos y sosteniéndonos. A tal fin, líneas guía podrán ser eventualmente ser desarrolladas y propuestas por las Conferencias Episcopales
Que los santos, en quienes resplandecen las maravillas de la multiforme gracia divina, nos impulsen a una más íntima comunión con Dios y nos inspiren el deseo de que la ciudad futura para cantar con ellos las alabanzas del Altísimo.
Roma, San Giovanni in Laterano, 9 de noviembre Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán.
FRANCISCO