En el Oratorio Miguel Rúa de la ciudad de Puebla, con grande alegría celebraron el domingo 30 a Don Bosco. La Misa tuvo lugar en el auditorio del Oratorio, y gozo de una gran asistencia, procurando respetar las medidas sanitarias. Fue presidida por el director de la comunidad Salesiana de San Miguel Arcángel - con sede en el Instituto Juan Ponce de León- el padre Juan Aarón Cerezo y concelebró el padre Jaime franco, Director del Oratorio Rúa.

En los cantos, en las oración de los fieles, en la procesión de la ofrendas, donde desfilaron un balón de fútbol, una guitarra, una caja de herramientas portadas por jóvenes, varones y mujeres, fueron evidentes todos los signos del juego, trabajo  y lo festivo que evocan al Santo Patrono de la Juventud, a su obra y labor por la salvación de las almas.

El padre Franco proclamó el Evangelio de San Mateo, con citas específicas para celebrar la liturgia de la fiesta de Don Bosco”, que destaca como Jesús coloca en primer lugar a un niñito pequeño, señalando que quien se hace pequeño como ellos, entrará en el Reino de Dios y será el más grande, y destaca que  quien recibe en su nombre a un niño como aquel, le recibe a Él, y Cristo además advierte sobre no causar escándalo entre ellos, bajo pena gravísima para aquel, que así se atreviera hacerlo.

Durante la homilía el padre Juan Aarón Cerezo, explicó a la asamblea ahí reunida, que así era el trabajo de Don Bosco, cuidaba a su rebaño, y dirigió una pregunta a los padres de familia“¿Cómo está tu rebaño? ¿Cómo lo estás cuidando?” El sacerdote salesiano comentó que Don Bosco buscaba entre sus muchachos a los mayores y les encomendaba el cuidado de los menores: ‘Tú te vas a encargar de otros tres’, y ellos le respondían porque estaban muy comprometidos con aquel buen sacerdote  quien los cuidaba, los atendía, los vigilaba, los acompañaba ‘una cosa que necesita el pastor es estar con las ovejas’, subrayó el padre Juan.

Además explicó la ausencia actual de este cuidado pastoral y paterno en la familias, y afirmó que es necesario fomentarlo, pues en ocasiones los padres por cansancio, por querer atender sus propias necesidades desatienden a sus hijos, “una cosa que está faltando es estar más con los muchachos’. Además subrayó que en esta relación se aprende el respeto, el cuidado de los demás, es pues indispensable cubrir la necesidad de vivir respetando a los demás, con cuidado de la fe y en alegría, tanto en la convivencia en familia, como en todo lugar en que nos relacionamos. Destacó que existen muchos distractores, como el teléfono celular, la televisión los videojuegos, que aíslan a papás e hijos entre sí. Explicó que esto sólo se vence con la escucha, la convivencia cercana, entre padres e hijos, conociendo sueños, anhelos, gustos capacidades, vida, respetando la persona de unos y otros.

Por otro lado señaló que era muy importante vivir de acuerdo a lo que San Juan Bosco había aprendido de la espiritualidad de San Francisco de sales, vivir siempre alegres, respetando a los demás, y cumpliendo los deberes obligaciones cotidianos con gran amor y colaboración. Preguntó a la asamblea “¿Quién quiere comprometerse a vivir así?” a lo que muchos respondieron levantando su mano para afirmar ese compromiso.

Después de la santa Comunión y concluida la santa Misa, el Padre Jaime Franco procedió a la entrega de reconocimientos a miembros de la Familia Salesiana, oratorianos y oratorianas, gente mayor, adultos y jóvenes del grupo juvenil, quienes colaboran muy de cerca en todas las actividades del Oratorio. También distribuyeron tarjetas para la entrega de despensas a personas necesitadas, o de quienes así lo hubiesen solicitado, cabe destacar que desde inicios del 2020 a la fecha, antes y durante la pandemia el oratorio ha repartido más de 8 toneladas de alimentos en despensas, destinadas a familias de escasos recursos, desempleados, adultos mayores y entre personas que fueron afectadas por la pandemia. También cuentan con un bazar de ropa económica, que el grupo juvenil administra, ofreciendo indumentaria de primera necesidad a precios muy bajos y accesibles.

Para celebrar al Santo de la Juventud el Oratorio, con ayuda de todos los colaboradores y el grupo juvenil, se repartió un rico desayuno festivo, acompañado de tamales , pan de dulce y un rico atole. Debido a la pandemia no se realizaron academias, tómbolas o sorteos, ni actos culturales adicionales, a fin de prevenir contagios por covid-19 o por Omicrón. El ambiente fue familiar alegre y festivo.