El día 14 de febrero de 2022, en la Ciudad de México, en la Parroquia-Santuario de María Auxiliadora, a las siete de la noche, se llevó acabo la Misa de Exequias de los padres Gonzalo Esquivel Ambriz y el Álvaro Méndez Rodríguez, presidió la eucaristía el padre inspector Ignacio Ocampo Uribe.

Asistieron cerca de 20 hermanos sacerdotes de diferentes obras de la Inspectoría, y dos salesianos coadjutores, el Evangelio fue proclamado por el padre Francisco Abonza, SDB, Director de la Comunidad de María Auxiliadora en la Ciudad de Puebla y de los Oratorios, a la que pertenecía el padre Álvaro. Le acompañaron el padre Marco Antonio Gutiérrez Loyola y el padre Gerardo Zárate miembros de la misma comunidad. El padre Inspector agradeció al Padre Abonza y al padre Miguel Lezama, quien dirige la Comunidad Rafael Fería, por el esmero dedicado a la atención de los hermanos recién fallecidos.

El padre Ignacio durante la homilía comentó como los padres Gonzalo y Álvaro habían entregado sus vidas a Cristo en fidelidad a su vocación religiosa y sacerdotal, incluso en la etapa de la enfermedad donde se unieron a Jesús en su Pasión, para el bien de la almas, pues con su enfermedad habían participado del misterio de la Cruz.

Destacó como las lecturas proclamadas resaltaban la importancia de reconocer la bondad de Dios, de no dudar de Él, de no llevar una vida vacilante, pues el resultado es la aridez, acabar como los que confía en los hombres, en sus propias fuerzas y recursos.

Recordó como los salesianos que son fieles a su vocación dan y representan la Gloria de la Congregación, por su entrega hasta el desgaste, y como en correspondencia –con base en la tradición salesiana- Dios procura la salvación de sus familias.

Con ambos salesianos compartió comunidad por lo que habló sobre sus experiencias con ellos. Por ejemplo del padre Álvaro, narró cómo durante el periodo del año 2003 ambos atendieron las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, uno de esos días atendieron, hasta muy tarde, el sacramento de la reconciliación, no tenían quien les atendiera en la cocina, además no habían podido hacerse de comer.

El padre Ignacio le comentó al padre Álvaro, que si lo deseaba, podían ir a comer en algún restaurante. Sin embargo el padre Álvaro, le sorprendió al decirle que no era necesario, que sería mucho mejor si ambos saliesen a comprar los alimentos y prepararse ellos mismos para convivir un momento, como todos los demás hacer vida común. Así fueron a un supermercado, el padre Méndez conocía donde se encontraba cada cosa así que fue sencillo reunir todo lo necesario, no obstante su presencia no pasó desapercibida, pues la gente que frecuentaba a la parroquia les reconocieron y saludaban.

Terminaron teniendo una grata experiencia del contacto con la gente, algo que era muy apreciado por el padre Álvaro, el padre Ignacio quedó muy complacido por aquella experiencia y comentó que al igual que el Papa Francisco el padre Álvaro apreciaba mucho la cercanía con la gente, puso de manifiesto como esto beneficia la vida pastoral y comunitaria, además destacó que el padre Álvaro era un gran catequista, sencillo y modesto en su manera cotidiana de ser.

Del padre Gonzalo platicó acerca de su faceta como escritor y si bien no era alguien famoso o exitoso en esa rama, comento como había creado su propia ‘editorial personal’ y cómo bromeaban sobre aquello en trascurrir de los días. El padre Esquivel produjo muy diversos escritos –folletos, libritos, poemas- con ellos él habían beneficiado a más de uno, a los fieles jóvenes y a lectores por los temas de fe y otros que abordaba. El padre Ignacio comentó que antes de fallecer el padre Gonzalo Esquivel le regaló una colección completa de sus escritos la cual ahora aquilataba, comentó su trabajo y apostolado más querido, la confesión y como solía dar consejo a quien se lo solicitaba.

El Padre Ocampo agradeció además a las familias de ambos sacerdotes, por aquellos momentos de paz, fraternidad y de convivencia comunitaria etc, en síntesis por la vida de cada sacerdote. Comentó que ellos habían cumplido muy bien con su misión y que ahora lo que debíamos pedir era que estuvieran con Cristo en la gloria eterna

Además al concluir la ceremonia de exequias comentó sobre el papá de Sor Patricia Rodríguez, quien también había fallecido y cuyas cenizas también se encontraban, junto con las cenizas de ambos sacerdotes, El P. Ocampo agradeció a Sor Patricia los comentarios que mutuamente se habían dirigido entre sí a lo largo de conocerse, y ahora su padre a quien había conocido personalmente y que le había comentado que fuera un buen sacerdote, ahora gozaba de la oportunidad, como un padre de familia cumplido, de estar también entre los sacerdotes aquel día.

Para finalizar se invitó a todos los que estaban presentes, a la colocación de la urna con las cenizas del padre Gonzalo en la cripta de santuario de María Auxiliadora, después del rito y la bendición de las cenizas del padre Gonzalo, el padre Miguel Lezama colocó el contenedor en el nicho y el padre Urbano Rodríguez Higareda selló el sitio asignado.

Por su parte la urna con las cenizas del padre Álvaro Méndez Rodríguez, han sido trasladadas a la ciudad de Puebla, por el padre Francisco Abonza y los salesianos de su comunidad para que las personas de la parroquia de María Auxiliadora, de la iglesia de Guadalupe, y de los Oratorios de la localidad, le rindan un homenaje. El Rosario será el día  15 de febrero a las 18 horas y a la 19 horas será la Misa con la Urna del Padre Álvaro, en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe ubicada en el No.6406, 7 norte y 64 poniente,  Col. Guadalupe Victoria,.

Descansen en paz el padre Gonzalo Esquivel Ambris y el padre Álvaro Méndez Rodríguez.

(Fotografía: padre Juan Alberto Polanco Solís, SDB)