in duda la María de Nazareth, la Inmaculada Virgen María, María Auxiliadora, María de Guadalupe, la llena de Gracia, es el ejemplo más claro de maternidad, de fe, disponibilidad, servicio, asistencia, amor, cariño, protección, auxilio e intercesión, su "", o su "He aquí a la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 26-38), abrieron las posibilidad de la historia de la salvación.

Ella vivió entre los siglos primero a. C. y I después Cristo según, el Protoevangelio de Santiago, -no incluido en el canon- era hija de San Joaquín y Santa Ana (celebrados por la iglesia el 26 de julio), se trataba de una jovencita judía, sencilla, obediente, originaria de Nazaret de Galilea que, según diversos pasajes los Evangelios de San Mateo, San Lucas y el Libro de Hechos de los Apóstoles, además de ser la mamá de Jesús, era una de sus más comprometidas seguidoras, comprometida con San José, confió en Dios, y por la gracia del Espíritu Santo concibió a Jesús el Salvador, -cosa bien sabida por todos- ella era Virgen, como lo reveló al Ángel Gabriel quien le anunció que sería Madre, a lo que cuestionó "¿Cómo será esto posibles, si no he conocido varón?" (Cfr. Lc. 1, 26-38), franca en todo el sentido del término.

En ella se cumplen los principios de la Gracia de Dios, de ahí que la Iglesia proclame como verdades de fe: su Inmaculada Concepción, su virginidad, su maternidad divina, su gloriosa asunción, algunos de estos misterios que San Juan Bosco divulgó durante su caminar por el mundo, y que enseñó a todos sus salesianos.

Ella estará ligada a toda la vida terrena de su Hijo Jesús, desde su divina concepción, su nacimiento, su huida Egipto con su marido José, sufriendo, primero la ocupación de extranjeros en su nación. Sufrió la cultura patrialcal de su tiempo, a la que pudo sobrevivir con el apoyo de su prometido y luego esposo, san José, hombre justo quien no la denunció -como era la costumbre-, sino que guardó silencio, no obstante que aún el Ángel del Señor no le había revelado los planes del Señor para su familia.

María como las madres migrantes y perseguidas de hoy, que sufren actualmente, el tener que llevar a toda su familia, a los países extranjeros donde esperan al menos vivir al menos sin estar en peligro de muerte -como fue el caso de Egipto para Ella-, hoy sirias, afganas, ucranianas, sudamericanas, o mexicanas huyen de las malas condiciones de vida o escapan de los nuevos Herodes, del hambre, del fanatismo religioso, de la guerra, del crimen y la violencia.

Fue ella la que hizo las veces de intercesora ante su hijo, previsora y comprensiva con nuevos esposos en Cana de Galilea. Ella es quien guardaba en su corazón todo lo que decía su hijo, y lo ponía en práctica. Junto con el Apóstol Juan y María Magdalena fue testigo de la pasión y muerte de su Hijo, a quien recibió después de que le bajarán de la Cruz-. Ella fue de los primeros testigos de su Resurrección, también estuvo en el momento en que el Espíritu Santo, se reveló a todos a quienes Jesús les había anunciado su venida, en Pentecostés.

Bien justificado es que se le llamé en griego 'Theotokos' (Concilio de Éfeso año 431 d. C.), que significa ‘Madre de Dios’, título que ella reconoce ante San Juan Diego, cuando siglos más tarde se le aparece en México y le dice "Sábelo, ten por cierto, hijo mío, el más pequeño, que yo soy en verdad la perfecta siempre Virgen Santa María, que tengo el honor y la dicha de ser Madre del verdaderísimo Dios por quien se vive, el Creador de las personas, el Dueño de la cercanía y de la inmediación, el Dueño del cielo, el Dueño de la tierra." (Cfr. Nican Mopohua 26).

Don Bosco la sueña a los 9 años de edad, se la presenta su Hijo Jesús quien le dice a pequeño niño "Yo te daré la maestra bajo cuya disciplina podrás llegar a ser sabio, y sin la cual toda sabiduría se convierte en necedad" (Cfr. Memorias del Oratorio de San Francisco de Sales).

San Juan Bosco hace suya cada oración a Santa María, a quien ve y reconoce como verdadera Madre, mediante la buena prensa difunde la devoción a aquella, a la que su mamá terrena -Margarita Occhiena- le enseñó a reza tres aves marías cada día.

Él llama a la Madre de Cristo junto con toda la Iglesia la ‘Bienaventurada Virgen María’ y a la jaculatoria de “Inmaculada” le agrega el título ‘Auxiliadora’ en su oración “Inmaculada Virgen Auxiliadora Madre de la Iglesia, inspiradora y guía de nuestra Congregación, nosotros nos ponemos bajo tu protección materna (…)’

 

Es tal la importancia de María, que además del 24 de mayo, día de María Auxiliadora, tenemos solemnidades como el 8 de diciembre día de la Inmaculada Concepción de María; el 12 de diciembre día de la Virgen María de Guadalupe, patrona no sólo de México sino de la Américas; el 1º de enero, día que celebramos la María como Madre de Dios; el 25 de marzo fecha en que se celebra la Anunciación del Señor; el 15 de agosto la Asunción de la Virgen María y otras muchas fiestas en honor de nuestra madre María.

 

Santa María Dominga Mazzarello

Además de la maternidad física y en línea directa, debemos recordar que muchas religiosas como las Hijas de María Auxiliadora son progenitoras de las almas, aquellas que "nacen al cielo" o para el cielo, gracias al encuentro que tienen las y los jóvenes con ellas.

María Dominga nació en Mornese, en la provincia de Alessandria, el 9 de mayo de 1837, en una familia campesina muy cristiana y trabajadora, ella era muy fuerte cuando joven, portadora de los dones de Dios para con sus destinatarias.

Al próximo día 13 la celebraremos, por lo que no profundizaremos muchos en su persona, pero podemos decir que fue la misma Virgen María, quien le dijo al manifestarle la obra que deseaba iniciar con ella, quien le reveló su tarea de educadora y de progenitora espiritual, una tarea nada fácil, pero la cual la Virgen Auxiliadora no le dejaría sola.

Dominga afirmaba siempre que "la verdadera superiora" de Instituto, que cofundó con Don Bosco, era la "Virgen María". El trabajo de Madre Mazzarello, como el del Santo de la Juventud, se extendió por todo el mundo creando una sentido de la presencia maternal de María.

Lo anterior se reprodujo en cada una de sus hijas, y se hace evidente ante las muchas representantes que ha sido fruto de la santidad salesiana: las Beatas Magdalena Morano, Eusebia Palomino, María Romero Meneses y María Troncatti, las Venerables Laura Meozzi y Teresa Valsé Pantellini; y finalmente las Siervas de Dios Antonieta Böhm y Rosetta Marchese, y muchas otras no elevadas aún a los altares, cuyos estilos de vida, diferentes entre sí pero coincidentes en su espiritualidad, mostrando una fecundidad que revela esta forma de dar vida desde la coherencia del compromiso de la consagración religiosa y vida carismática.

 

La Venerable Margarita Occhiena

Margarita Occhiena nació el 1 de abril de 1788 en Capriglio, provincia de Asti, fue la sexta de diez hijos, fue bautizada el mismo día de su nacimiento en la parroquia del pueblo. Sus padres fueron campesinos honestos y cristianos. Desde muy jovencita Margarita fue muy trabajadora. Las condiciones de su familia y vida no le permitieron estudia, pero desarrolló un amor por la oración, y una fe que no pueden sustituir los libros.

En 1812, contrajo matrimonio con el joven viudo de 27 años Luis Francisco Bosco, quien tenía un hijo de su anterior esposa, Antonio un niño de 3 años, además cuidaba de su madre quien estaba enferma. Al año siguiente nació José y en agosto de 1815 Juan Melchor. La familia se traslada a la aldea de Becchi, en Castelnuovo d’Asti, lamentablemente en 1817, Francisco falleció a causa de una neumonía, cuando Juanito apenas cumplía 2 años de edad y su Madre 29, no obstante, ella no rehúye de sus obligaciones.

Margarita se hará cargo de toda la familia: la anciana madre de Francisco, Antonio, José y Juan; su gran fe y devoción en Dios le permitieron salir adelante, tomando medidas extraordinarias incluso en tiempos de hambruna, que Juanito recordará con el paso de los años. Su gran corazón de madre, fiel a Dios, orante y trabajadora le llevó a ser una educadora inteligente, forjó el carácter de sus hijos, firme, exigente pero dulce a la vez, quien siempre fue vigilante, pero basada en la confianza, la familiaridad y el diálogo, vivió su vocación con amor desinteresado, paciente atenta a cada experiencia, procuraba evitar el conflicto entre hermanastros, supo disponer de los medios y recursos humanos y de la ayuda divina, supo dirigir a sus tres hijos, cada uno con temperamento muy diferente crecen con los mismos criterios, pero aplica métodos de formación diferentes paca cada uno según sus actitudes, les enseña el catecismo y los prepara para la primera comunión.

Está atenta cada experiencia, por ejemplo a Juan los escucha con mucha atención cuando él cuenta a la familia el sueño que tuvo a los 9 años de edad, y es la única que hace una lectura a la luz de la fe, muy acertada, acerca de la vocación a la que fue llamado: "Quién sabe si no debes convertirte en sacerdote".

Su gran determinación le ayuda a lidiar con su hijo Antonio lo que le servirá para comprender a los chicos hostiles. Ante la fuerte resistencia de Antonio a los deseos de estudiar de Juan, busca la rutas disponibles, pues como varón y heredero primogénito, podía más adelante oponerse a la permanencia del hermanastro incomodo en la casa, por lo que Margarita se ve obligada a ir llevando el proceso de Juan, de quien va forjando una identidad tolerante y resiliente, de modo que sigue sus peripecias, nos lo desanima ante la adversidad.

Si bien se ve obligada a dejarlo salir de casa, después del fallecimiento de su tutor, el padre Juan Melchor Calosso, Margarita acompaña a su hijo a la distancia, forzada por las circunstancias, le ve hasta su ordenación sacerdotal, incluso ha sacrificado con el correr de los años, sin el conocimiento de su hijo mayor, su joyas en favor de Juan.

El día que recibe la orden presbiteral, ella pronuncia palabras que permanecen en el corazón de Don Bosco a lo largo de toda su vida, pero no se queda impasible ante las tareas y obligaciones de Juan, al enfermar éste en 1846, ella va en su ayuda, descubre su labor por los jovencitos abandonados. Ante la solicitud de su ayuda en la obra que Dios le ha confiada, Margarita le responde: "Si crees que esta es la voluntad del Señor, estoy lista para venir".

El Oratorio se convierte en un hogar, con una cabeza materna, una oratoria en la familia, ella será durante diez años de su vida, la mayor colaboradora de su Hijo, aún ante la fatiga será la cruz del Señor, la que le lleve la proseguir, sin poner nunca más anteponer pretexto alguno. Ella es el elemento materno del sistema preventivo, por decirlo así, es la madre salesiana por excelencia; ella infunde su sello que permanece hasta hoy en la Familia Salesiana.

Dios la llamó un 25 de noviembre de 1856, fallece por la misma causa que su marido Francisco, una neumonía a los 68 años de edad; una procesión de sus 'hijos' le acompañan hasta su lugar de sepultura, ellos que fueron traviesos e incansables, lloraban inconsolable por la partida de una mamá que entregó cada parte de su ser a Dios, por lo que hasta ahora es llamada: Mamá Margarita.

El 23 de octubre de 2006, el Papa Benedicto XVI la declaró Venerable, declarando la heroicidad de su vida y decretando el reconocimiento a sus virtudes cristianas.

 

Juana María Ferrer

Otra mamá que resulta ejemplar y digna de ser mencionada, si bien no hay un proceso de canonización como tal, es Juana María Ferrer, ella contrajo matrimonio a los 28 años de edad, con el viudo Juan Bautista Rúa, asumiendo la maternidad de los 5 hijos del primer matrimonio de su cónyuge. Fue madre de 3 niños más y una pequeña que falleció muy pequeñita, uno de sus hijos fue Miguel Rúa, quien nació el 9 de junio de 1837.

En 1844 falleció el Sr. Juan Bautista, cuado Miguel contaba apenas con siete años de edad, ese hijo, el menor de los 9 -a quienes tuvo la tarea de educar y proveer- conoció en 1845 a Don Bosco. Resultó tal el impacto de su encuentro, que el muchacho ingresó al Oratorio e 1852.

Miguel llegará a ser uno de los primeros salesianos, quienes si bien fueron fundados en 1959, tendrían en aquel joven al primero en la fila de candidatos, pues el joven Rúa, curiosamente hizo su primera profesión en 1955, ¡Si, 4 años antes de la fundación formal de la Congregación!

Él fue el primer director espiritual en 1959, y fue ordenado sacerdote en 1860, y llegó a ser el primer sucesor de Don Bosco, poco después de que este último falleció en enero de 1888.

Su madre se empeñó siempre en brindarle educación cristiana, y a pesar de sus limitaciones siempre estuvo abierta a las opciones disponible para su hijo, para que fuese diferente su vida a la de su esposo, quien fue trabajador en un fabrica de armas a lo que atribuyo su muerte. Antes de que Miguel ingresará al oratorio, Juanita había inscrito su hijo en la escuela primaria con los Hermanos Cristianos, donde el sacerdote confesor era el joven sacerdote Juan Bosco, ella se mantuvo abierta las inclinaciones de su hijo menor, a quien dio permiso de de ir al Oratorio hasta su ingreso en el año de 1852.

Mujer sencilla pero de fe profunda, estaba satisfecha con la vida religiosa de su hijo, así se fue involucrando poco a poco. Comenzó a colaborar en el oratorio junto a Margarita Occhiena, madre de Don Bosco, a quien apoyaba cuando era necesario, así se fue comprometiéndose más y más.

Por varios años Doña Juana reparó y remendó de todo: calcetines, camisas, pantalones, camisetas, pañuelos, y toda la indumentaria de los chicos de Don Bosco. Además ayudaba en la preparación de alimentos, y lavado de ropa de calle y ropa de cama.

Será la partida al cielo de Mama Margarita en el año 1856, y Don Bosco que requiriendo de una persona que colaborará en todo como su madre, lo que llevará a Juanita a ser la colaboradora principal y de tiempo completo del santo sacerdote. Ella dejó su casa y asumió su tarea de 24 horas en el Oratorio, como nueva mamá de todos los chicos de la obra salesiana. Ahí permaneció fiel, hasta que Dios la llamó un mes de junio de 1876.

 

Dorotea de Chopiotea

Mujer d nacida en Santiago de Chile, el 5 de junio de 1816, en el seno una familia católica adinerada que contaba con 18 hijos y abundantes bienes materiales. A los 3 años de declarada la independencia Chile ante España, su padres Pedro Nicolás de Chopitea Aurrecoechea e Isabel de Villota, deciden trasladarse con toda familia a Barcelona, España.

Años más tarde su padre decidió volver a su país, Dorotea será la única que se queda en España para contraer nupcias con José María Serra Muñoz, un joven un banquero y empresario – más tarde Cónsul de Chile en España- , con quien consolidó un fuerte matrimonio de 50 años de duración, juntos procrearon a 6 hijos.

Dorotea era enérgica, vivaz, buena administradora, emprendedora y con un corazón de generoso, fue llamada la "Limosnera de Dios", es ella quien escribe a Don Bosco para fundar una obra sus jóvenes trabajadores, será promotora de todo tipo de obra benéfica por lo que será llamada por los salesianos “Nuestra mamá de Barcelona”.

Ella primordialmente vivía para Dios, no era piadosa a medias, asistía a Misa diaria, Comunión frecuente y rezaba todos los días el Santo Rosario, lo que coincidía con extraordinaria caridad con los más necesitados, quienes estaban en primer lugar en su escala de valores: “Los pobres serán mi primer preocupación”.

30 fundaciones fueron el resultado de su prodiga labor y la de su esposo: jardín de infantes, escuelas, hospitales, talleres, sus obras de caridad superaban a la beneficencia social de muchos de los Estados y gobiernos de su tiempo

El 20 de septiembre de 1882, des pues de enviudar escribe a Don Bosco: “Querría fundar una obra para jóvenes trabajadores y huérfanos en los suburbios de Barcelona”. Don Bosco acepta y Dorotea es nombrada Cooperadora Salesiana la mamá Margarita de Barcelona, por muchos años colabora con Don Bosco, más tarde con Don Rúa, y por muchos años mantiene contacto con el padre Felipe Rinaldi otro futuro Rector Mayor, quien dirá de ella: “Muchas veces la escuché decir que llevaba adelante el más humilde de los servicios por los enfermos”

La santa benefactora se encontró con Don Bosco en entre abril y mayo de 1886, siempre estuvo dispuesta a ayudarlo. A la muerte del Santo fundador de los salesianos, la Señora Dorotea, iniciaba tres nuevas obras, incluido el Colegio de Santa Dorotea (Sarriá), que será confiado a las Hijas de María Auxiliadora. Ella empleó todo el dinero destinado a su vejez

Humilde falleció en la pobreza material, un 3 de abril de 1891. Fue sepultada en su amada Barcelona, pero en 1928 su cuerpo fue trasladado al Santuario Parroquial de María Auxiliadora. Su causa de beatificación inició el 4 de abril de 1927. San Juan Pablo II la declaró 'Venerable' el 9 de junio de 1983.

 

 

Mariacristina Cella Mocellin

Cabe mencionar a la joven madre de familia Mariacristina Cella Mocellin, quien fuera exalumna de las Hijas de María Auxiliadora, ella nació el 18 de agosto de 1969 en Monza, región de Lombardía, Italia. Creció en una familia católica, era muy apegada a su parroquia, fue alumna de 1982 a 1987 del Liceo Lingüístico en la Escuela María Auxiliadora de Cusano Milanino, que era en aquel entonces dirigida por las Hijas de María Auxiliadora de la Provincia de Lombardía de la Sangrada Familia.

Sus formadoras y compañeros de clase la describen como una jovencita alegre, de buen carácter, serena y positiva, abierta a todos, es considerada un persona que influye y es respetada, pero suele ser discreta. Colaboró activamente como animadora del Oratorio y catequista en la Parroquia "Sagrada Familia" de Cinisello Balsamo, donde residió. En su diario ella anotó algunos principios pedagógicos de San Juan Bosco, en que se fundamentó para dirigir la actividad de su apostolado.

Desde joven se vio afectada por la presencia de un sarcoma en la pierna izquierda, tras ser sometida a cirugía y terapia de recuperación, retorna a sus clases, se mantiene sonriente y con la esperanza de poder recuperarse, si bien la enfermedad le afecta, se empeña en no enfocarse en sí misma, concientemente dispone su voluntad para mantener una actitud positiva como lo muestra su Diario Espiritual.

Si bien inició un camino de discernimiento vocacional con la comunidad de las Hijas de María Auxiliadora, y era muy asidua a la espiritualidad salesiana. Si embargo su persona se inclinó hacia la vida matrimonial, en especial a los 16 años, cuando conoce al joven Carlos (Carlo Mocellin) su futuro esposo.

Si bien su padecimiento la afectó, hizo continuamente lo mejor que le fue posible para proseguir una vida común y corriente, eso sí feliz y al estilo salesiano. Para ella nada de lo que hacía le parece muy digno de admirarse, es una chica común haciendo lo que debe de hacer, de ahí radica lo singular de su vida.

A los 18 años con el apoyo de y amistades, compañeras y compañeros, finaliza con un buen rendimiento su formación escolar. En su diario espiritual revela su apego a la Eucaristía, la participación en la Santa Misa diaria, su contemplación cotidiana de Jesús en la capilla, ante el Santísimo Sacramento y una vida de oración que má adelante será considera "decididamente intensa".

Contrajo matrimonio en 1991, a los 22 años de edad, con aquel buen joven Carlos, eran felices y en su amor juvenil procrean dos hijos. Se sorprende al concebir a su tercer retoño, pero adicionalmente, Mariacristina recibe una mala noticia, es informada de la reaparición de su enfermedad. Toma la decisión de continuar el embarazo, le informan sobre los riesgos que conllevan para ella o para el bebé aquella situación, ella decide llevar el tratamiento que no ponga en riesgo a su pequeño.

Los detalles se los narrará en una cartita a su mismísimo hijo, quien llevará por nombre Ricardo :

 “Querido Ricardo, tienes que saber que no estás aquí por casualidad. El Señor ha querido que tú nacieses a pesar de todos los problemas que había.

(...)

Me opuse con todas mis fuerzas a renunciar a ti, tanto que el médico entendió todo y no añadió nada más. Ricardo, eres un regalo para nosotros. Fue esa noche, en el coche de vuelta del hospital, cuando te moviste por primera vez. Parecía como si estuvieras diciendo '¡gracias mamá por quererme!'. ¿Y cómo no te íbamos a querer? Eres precioso, y cuando te miro y te veo tan bello, animado, simpático, pienso que no hay sufrimiento en el mundo que no merezca la pena soportar por un hijo

Las "virtudes heroicas" de Mariacristina son el fruto de hacer de cada instante de la vida algo 'fuera de lo común', 'extraordinario', revelando con su sencillo testimonio una fe cristiana digna de imitar, que llegó hasta el sacrificio de sí misma, para generar una vida nueva.

Falleció a los 26 años, el 22 de octubre 1995, en Bassano de Grappa, Italia, segura del amor de Dios Padre, fiel a Él a Cristo y a sus planes, abierta a una cultura de la vida, yendo contracorriente de una tendencia sacrílega, que le niega la oportunidad a los ‘no nacidos’ de venir a este mundo, prefiriendo el aborto, justificándose en argumentos de respeto a los ‘derecho reproductivos de la mujer’, quienes ilógicamente anteponen estos al derecho a la vida, que es el derecho humano más fundamental.

El Papa Francisco reconoció sus virtudes heroicas de Mariacristina, el 30 de agosto de 2021, cuando promulgó el Decreto por el cual fue declarada como 'Venerable'.