Proseguimos nuestro caminar con Jesús hacia la Pascua, hemos llegado al tercer Domingo de Cuaresma o para este recorrido juvenil Eco-Espiritual Domingo de “los Samaritanos”. Podemos ver que iniciamos con una semana de compromisos y reflexiones a la luz de la Palabra  del Evangelio de san Juan (Jn 4, 5-45), que  nos narra el encuentro de Jesús con la mujer Samaritana, ella con la que Cristo comunica la salvación para que llegue y sea anunciada a aquel pueblo.

Sí es a ella a la que el Salvador del mundo pide un poco de agua, ahí en el pozo de Jacob, un lugar que sigue aportando vida en el desierto, es el sitio donde ocurre una revelación explicita ante aquella mujer que cuestiona todo sin miramientos, ella que arremete con muchos argumentos ante ese ‘judío’ atrevido que para ella va contra toda lógica,  primero por dirigirse y hablar con  ella solicitándole le de algo de  bebe,  ante lo que antepone muchas explicaciones y cuestionamientos, además la samaritana  no tiene reparos en afirmar su distanciamiento con la gente del pueblo elegido de Israel.

Jesús con paciencia y compasión le explica a la samaritana muchos misterios, ‘Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva’ (Jn 4, 10), más adelante le anuncia que la verdadera adoración a Dios Padre llegará cuando sus reales seguidores lo hagan “en espíritu y verdad”,  no en aquel cerro ni en Jerusalén. Además de forma amable le manifiesta  a ella que conoce su vida.

Cuando la mujer le quiere demostrar su conocimiento, Él compresivo se le revela como el Mesías, así como aquella nativa de Samaria le habló sin reparos, le dice que Él es Aquél a quien todos esperan y a quien ella misma refiere como el 'Mesías (el Cristo)': ‘Ese soy yo, el que habla contigo.’ (Cr. Jn 4, 26)

La samaritana  ahora parece ver claro y se lanza - así como es de impulsiva- a toda prisa a anunciar de lo que ha sido testigo. Se fue corriendo dejando tirado el cántaro, si ahora es aquella que si bien no dio de beber a Jesús, ha quedado desbordada del regalo que Él le ha concedido sin merecerlo y habiéndose comportado atrevida e impertinente, pero -a favor suyo-   tal y cómo es –así nos quiere el Hijo para poder enseñarnos todo-.

Jesús aún ante la sorpresa de los apóstoles –sorprendidos de que el maestro hubiera hablado con aquella mujer- , le dio todo sin esperar nada a cambio.

Al igual que ella, nosotros vayamos de inmediato a anunciarle, y una forma de hacerlo  es dando nuestro testimonio al cuidar de la “Casa Común” como nos exhorta el Papa en “Laudato Si’ “, es ésta una manera de adorar al Padre en Espíritu y Verdad, y nos lleva comprometernos a ser portadores del “Agua que si sacia”: Jesús que se da a sí mismo a todos gratuitamente, como lo hizo con los samaritanos a través de una de los suyos. La samaritana se transformó en “agua viva” con Jesús para aquel pueblo que se creía rechazado, pero que poseía un corazón sincero.

Fecha

Evangelio

Compromiso

12/03/2023

Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. (Jn 4:23)

EL DOMINGO DE LOS SAMARITANOS: Jesús avanza sus pasos hacia Jerusalén, pasando por Samaría y conversando con los que eran considerados enemigos. Lo que agrava los conflictos y las divisiones es buscar agua que vuelva a dar sed a la gente. Jesús, con el Espíritu y la Verdad, señala un agua viva que sacia la sed y pone fin a la división.

Esta semana escuchamos la voz del Espíritu para saciar la sed que provoca división y opresión hacia los demás y hacia todas las criaturas.

13/03/2023

Ningún profeta es bienvenido en su propio país. (Lc 4:24)

Aunque no es fácil cambiar de hábitos, ni que nos comprendan nuestros allegados, esforcémonos por adoptar una actitud crítica y consciente ante los alimentos y bebidas que compramos. Informémonos sobre su ética y salubridad, y pensemos en cuántas personas en el mundo siguen muriendo de sed, entre otras cosas a causa de la crisis climática.

14/03/2023

¿No debías también compadecerte de tu prójimo? (Mt 18,33).

Recordemos que tenemos una deuda ecológica con tantos países explotados y expoliados para producir los alimentos que llegan a nuestras mesas. Defendámoslos y protejámoslos comiendo menos carne, fruta de cosecha propia, alimentos producidos y vendidos localmente.

15/03/2023

He venido a dar plenitud. (Mt 5,17)

La Palabra de Dios, si se "come" cada día, nos enseña cómo vivir mejor, cómo ser auténticamente felices.

16/03/2023

Tus hijos serán tus jueces. (Lc 11:19)

¿Qué legaremos a las generaciones futuras? Hagamos un examen de conciencia empezando por nuestro comportamiento cotidiano. Ellos, las generaciones más jóvenes, nos juzgarán por nuestros actos.

17/03/2023

El primer mandamiento es: ¡Escucha! (Mc 12,29)

Estamos invitados a escuchar. Escuchar el grito de la Creación, expoliada y explotada. Y escuchar el clamor de los pobres, que pagan el precio más alto de una economía basada en la explotación de los recursos y no en el respeto de los ciclos naturales, así como de nuestros estilos de vida que ya no son sostenibles desde el punto de vista medioambiental.

18/03/2023

Oh Dios, ten piedad de mí, pecador. (Lc 18:13)

Destruir un ecosistema, exterminar una especie, robar tierra y agua a otros seres vivos: todo esto es "ecocidio", que para nosotros es la destrucción de la obra de las manos de Dios: su Creación. Un pecado que requiere una profunda conversión.

 

 

LITURGIA DE LA PALABRA del 3er DOMINGO de Cuaresma

 

PRIMERA LECTURA

Tenemos sed: danos agua para beber.

Del libro del Éxodo: 17, 3-7

En aquellos días, el pueblo, torturado por la sed, fue a protestar contra Moisés, diciéndole: ‘¿Nos has hecho salir de Egipto para hacernos morir de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado?’.

Moisés clamó al Señor y le dijo: ‘¿Qué puedo hacer con este pueblo? Sólo falta que me apedreen’. Respondió el Señor a Moisés: ‘Preséntate al pueblo, llevando contigo a algunos de los ancianos de Israel, toma en tu mano el cayado con que golpeaste el Nilo y vete. Yo estaré ante ti, sobre la peña, en Horeb. Golpea la peña y saldrá de ella agua para que beba el pueblo’.

Así lo hizo Moisés a la vista de los ancianos de Israel y puso por nombre a aquel lugar Masá y Meribá, por la rebelión de los hijos de Israel y porque habían tentado al Señor, diciendo: ‘¿Está o no está el Señor en medio de nosotros?’.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

SALMO RESPONSORIAL

Del salmo 94,1-2.6-7.8-9.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, lancemos vivas al Señor, aclamemos al Dios que nos salva. Acerquémonos a él, llenos de júbilo, y démosle gracias.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Vengan, y puestos de rodillas, adoremos y bendigamos al Señor, que nos hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo; él es nuestro pastor y nosotros, sus ovejas.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

Hagámosle caso al Señor, que nos dice: ‘No endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras’.

R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz.

SEGUNDA LECTURA

Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo.

De la carta del apóstol san Pablo a los romanos: 5, 1-2. 5-8

Hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, mantengámonos en paz con Dios, por mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él hemos obtenido, con la fe, la entrada al mundo de la gracia, en el cual nos encontramos; por él, podemos gloriarnos de tener la esperanza de participar en la gloria de Dios.

La esperanza no defrauda, porque Dios ha infundido su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que él mismo nos ha dado. En efecto, cuando todavía no teníamos fuerzas para salir del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado.
Difícilmente habrá alguien que quiera morir por un justo, aunque puede haber alguno que esté dispuesto a morir por una persona sumamente buena. Y la prueba de que Dios nos ama está en que Cristo murió por nosotros, cuando aún éramos pecadores.

Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.

ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 4, 42. 15

R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

Señor, tú eres el Salvador del mundo. Dame de tu agua viva para que no vuelva a tener sed.

R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.

EVANGELIO

Un manantial capaz de dar la vida eterna.

Del santo Evangelio según san Juan: 4, 5-42

En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía.

Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: ‘Dame de beber’. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: ‘¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?’. (porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: ‘Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva’.

La mujer le respondió: ‘Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos di este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganado?’. Jesús le contestó: ‘El que bebe de esta agua vuelve tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna’.

La mujer le dijo ‘Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla’. Él dijo: ‘Ve a llamar a tu marido y vuelve’.

La mujer le contestó: ‘No tengo marido’. Jesús le dijo: ‘Tienes razón en decir: ‘No tengo marido?. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad.

La mujer le dijo: ‘Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén’. Jesús le dijo: ‘Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad’.

La mujer le dijo: ‘Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo’. Jesús le dijo: ‘Soy yo, el que habla contigo’.

En esto llegaron los discípulos y se sorprendieron de que estuviera conversando con una mujer; sin embargo, ninguno le dijo: '¿Qué le preguntas o de qué hablas con ella?'. Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue al pueblo y comenzó a decir a la gente: ‘Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?’. Salieron del pueblo y se pusieron en camino hacia donde él estaba.

Mientras tanto, sus discípulos le insistían: ‘Maestro, come’. Él les dijo: ‘Yo tengo por comida un alimento que ustedes no conocen’. Los discípulos comentaban entre sí: ‘¿Le habrá traído alguien de comer?’. Jesús les dijo: ‘Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y llevar a término su obra. ¿Acaso no dicen ustedes que todavía faltan cuatro meses para la siega? Pues bien, yo les digo: Levanten los ojos y contemplen los campos, que ya están dorados para la siega. Ya el segador recibe su jornal y almacena frutos para la vida eterna. De este modo se alegran por igual el sembrador y el segador. Aquí se cumple el dicho: 'Uno es el que siembra y otro el que cosecha'. Yo los envié a cosechar lo que no habían trabajado. Otros trabajaron y ustedes recogieron su fruto’.

Muchos samaritanos de aquel poblado creyeron en Jesús por el testimonio de la mujer: 'Me dijo todo lo que he hecho'. Cuando los samaritanos llegaron a donde él estaba, le rogaban que se quedara con ellos, y se quedó allí dos días. Muchos más creyeron en él al oír su palabra. Y decían a la mujer: ‘Ya no creemos por lo que tú nos has contado, pues nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que él es, de veras, el Salvador del mundo’.

Palabra del Señor.

Gloria a ti, Señor Jesús.

 (Fuentes: Sector de Pastoral Juvenil)