Seguimos adelante en este camino cuaresmal comprometidos a reducir nuestra huella ecológica de Camino a la Pascua, a la luz de los pasajes del Evangelio; estamos cada vez más cerca de celebrar los misterios de Semana Santa, antesala de la Resurrección de Jesús, debemos pues empeñarnos el reconciliarnos con nosotros mismos, con toda la Creación y con Dios.
En este ‘Domingo de la Resurrección de Lázaro’ -5º de Cuaresma- , el Evangelio del día nos relata como un miembro de una familia muy cercana a Jesús fallece, tras su muerte, el Salvador llega ya pasados varios días al lugar de su entierro, Él Redentor del mundo llora por su amigo difunto, Cristo es cercano en todas las dimensiones de nuestra existencia, hasta en la triste y terrible realidad muerte; ésta nos separa irremediablemente de quienes amamos, y ante las dudas y confusiones que se presentaron en los que rodeaban al Hijo de Dios en ese duro momento, Él afirma ‘‘Yo soy la resurrección y la vida’ (Jn 11:25), y resucita a Lázaro, dando indudable y clara señal de su identidad.
Por lo anterior esta semana tenemos como meta: Repudiar toda actitud y estilo de vida que traiga muerte y sufrimiento a los seres vivos.
Cuaresma Eco-Espiritual 2023.
Fecha |
Evangelio |
Compromiso |
26/03/2023 |
‘Yo soy la resurrección y la vida.’ (Jn 11:25) |
DOMINGO DE LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO. Jesús se pone en camino hacia la casa de su amigo Lázaro. Proclama que es la vida, pero llora la muerte cuando sus pasos se detienen ante el sepulcro. La muerte es horrible, pero aún más terrible es ver cómo en muchos casos es consecuencia de miserables acciones humanas. Las huellas de nuestros pasos acaban pisoteando la vida. ESTA SEMANA REPUDIAMOS TODA ACTITUD Y ESTILO DE VIDA QUE TRAIGA MUERTE Y SUFRIMIENTO A LOS SERES VIVOS. |
27/03/2023 |
Tampoco te condeno. (Jn 8:11) |
¿Qué prevalece en nuestro corazón hacia los seres vivos? ¿El juicio de condena o la benevolencia, el espíritu de venganza o el deseo de bien? Abramos nuestros pulmones al aire fresco del amor y llenémonos de benevolencia. |
28/03/2023 |
Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre sabréis que Yo Soy. (Jn 8:28) |
Comprometámonos a reconocer al Señor en el Clamor de los Pobres y en el Clamor de la Tierra y acudamos a Él para aliviar el sufrimiento del mundo. |
29/03/2023 |
Si permanecéis en mi palabra, conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres. (Jn 8, 31-32) |
A menudo los engaños del mundo tienden a desviarnos del camino seguro de la Palabra de Jesús. La verdadera libertad es caminar alegremente según esta Palabra que nos conduce a la verdad que brilla en la Creación. |
30/03/2023 |
Antes de que Abraham fuera, Yo Soy. (Jn 8:58) |
La historia de Abraham nos lleva a redescubrir la importancia de la antigua alianza de familias e hijos aceptados como don de Dios. Sólo reconociendo a Dios en todas las personas y en todas las criaturas podrá nuestra sociedad recobrar la esperanza. |
31/03/2023 |
El Padre está en mí y yo en el Padre. (Jn 10:38) |
Recordemos que estamos llamados a ser cocreadores, ayudando a la naturaleza y a la historia a hacer surgir la creatividad del universo. |
01/04/2023 |
Es justo que un hombre muera por el pueblo. (Jn 11:51) |
A veces nos parece que nos quedamos solos para luchar contra la injusticia, para ir contracorriente. El propio Papa se encuentra a veces en esta situación. Estemos cerca de quienes se ofrecen por causas justas y apoyemos a los pacificadores. |
Liturgia de la Palabra
Primera Lectura
Les infundiré mi espíritu y vivirán.
Del libro del profeta Ezequiel: 37, 12-14
Esto dice el Señor Dios: ‘Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel. Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor. Entonces les infundiré mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí’. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 129,1-2. 3-4ab. 4c-6. 7-8.
R/. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Desde el abismo de mis pecados clamo a ti; Señor, escucha mi clamor; que estén atentos tus oídos a mi voz suplicante.
R/. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Si conservaras el recuerdo de las culpas, ¿quién habría, Señor, que se salvara? Pero de ti procede el perdón, por eso con amor te veneramos.
R/. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Confío en el Señor, mi alma espera y confía en su palabra; mi alma aguarda al Señor, mucho más que a la aurora el centinela.
R/. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Como aguarda a la aurora el centinela, aguarda Israel al Señor, porque del Señor viene la misericordia y la abundancia de la redención, y él redimirá a su pueblo de todas sus iniquidades.
R/. Perdónanos, Señor, y viviremos.
Segunda Lectura
El Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes.
De la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (Rm 8,8-11)
“Hermanos: Los que viven en forma desordenada y egoísta no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no llevan esa clase de vida, sino una vida conforme al Espíritu, puesto que el Espíritu de Dios habita verdaderamente en ustedes. Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de Cristo. En cambio, si Cristo vive en ustedes, aunque su cuerpo siga sujeto a la muerte a causa del pecado, su espíritu vive a causa de la actividad salvadora de Dios.
Si el Espíritu del Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, habita en ustedes, entonces el Padre, que resucitó a Jesús de entre los muertos, también les dará vida a sus cuerpos mortales, por obra de su Espíritu, que habita en ustedes.”
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Aclamación antes del Evangelio Jn 11, 25. 26
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Yo soy la resurrección y la vida, dice el Señor; el que cree en mí no morirá para siempre.
R/. Honor y gloria a ti, Señor Jesús.
Evangelio
Yo soy la resurrección y la vida.
Del santo Evangelio según san Juan (Jn 11, 1-45)
“En aquel tiempo, se encontraba enfermo Lázaro, en Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. María era la que una vez ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera. El enfermo era su hermano Lázaro. Por eso las dos hermanas le mandaron decir a Jesús: ‘Señor, el amigo a quien tanto quieres está enfermo’.
Al oír esto, Jesús dijo: ‘Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella’. Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando se enteró de que Lázaro estaba enfermo, se detuvo dos días más en el lugar en que se hallaba. Después dijo a sus discípulos: ‘Vayamos otra vez a Judea’.
Los discípulos le dijeron: ‘Maestro, hace poco que los judíos querían apedrearte, ¿y tú vas a volver allá?’. Jesús les contestó: ‘¿Acaso no tiene doce horas el día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque le falta la luz’.
Dijo esto y luego añadió: ‘Lázaro, nuestro amigo, se ha dormido; pero yo voy ahora a despertarlo’. Entonces le dijeron sus discípulos: ‘Señor, si duerme, es que va a sanar’. Jesús hablaba de la muerte, pero ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les dijo abiertamente: ‘Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, para que crean. Ahora, vamos allá’. Entonces Tomás, por sobrenombre el Gemelo, dijo a los demás discípulos: ‘Vayamos también nosotros, para morir con él’.
Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania quedaba cerca de Jerusalén, como a unos dos kilómetros y medio, y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María para consolarlas por la muerte de su hermano.
Apenas oyó Marta que Jesús llegaba, salió a su encuentro; pero María se quedó en casa. Le dijo Marta a Jesús: ‘Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora estoy segura de que Dios te concederá cuanto le pidas’.
Jesús le dijo: ‘Tu hermano resucitará’. Marta respondió: ‘Ya sé que resucitará en la resurrección del último día’. Jesús le dijo: ‘Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y todo aquel que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees tú esto?’. Ella le contestó: ‘Sí, Señor. Creo firmemente que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo’.
Después de decir estas palabras, fue a buscar a su hermana María y le dijo en voz baja: ‘Ya vino el Maestro y te llama’. Al oír esto, María se levantó en el acto y salió hacia donde estaba Jesús, porque él no había llegado aún al pueblo, sino que estaba en el lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en la casa, consolándola, viendo que ella se levantaba y salía de prisa, pensaron que iba al sepulcro para llorar allí y la siguieron.
Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo, se echó a sus pies y le dijo: ‘Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano’. Jesús, al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: ‘¿Dónde lo han puesto?’. Le contestaron: ‘Ven, Señor, y lo verás’.
Jesús se puso a llorar y los judíos comentaban: ‘De veras ¡cuánto lo amaba!’. Algunos decían: ‘¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego de nacimiento, hacer que Lázaro no muriera?’.
Jesús, profundamente conmovido todavía, se detuvo ante el sepulcro, que era una cueva, sellada con una losa. Entonces dijo Jesús: ‘Quiten la losa’. Pero Marta, la hermana del que había muerto, le replicó: ‘Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días’. Le dijo Jesús: ‘¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?’. Entonces quitaron la piedra.
Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: ‘Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo ya sabía que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho a causa de esta muchedumbre que me rodea, para que crean que tú me has enviado’. Luego gritó con voz potente: ‘¡Lázaro, sal de allí!’. Y salió el muerto, atados con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: ‘Desátenlo, para que pueda andar’.
Muchos de los judíos que habían ido a casa de Marta y María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.”
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.