El Sábado 8 de abril de 2023, se vivió con gran alegría la Vigilia Pascual en el Oratorio Don Bosco de Puebla, el misionero italiano y sacerdote salesiano, padre Renato Rondolini, miembro de la Comunidad de María Auxiliadora presidió la celebración más solemne de la Liturgia Católica, en la Noche de todas las noches, Fiesta de todas las fiestas en las Vísperas al Domingo de la Gloriosa Resurrección del Señor. El rito del ‘Fuego Nuevo’ o ‘lucernario’ dio inicio alrededor de la 7:30 de la tarde noche.

En torno al sacerdote se reunieron Oratorianos, chicas y chicos del Grupo juvenil, colaborares y docentes del Grupo de Catequistas, entrenadores y jugadores, familias enteras, que asisten a la liga de fútbol, voleibol y baloncesto; también niños y adolescentes acompañados de sus familias, algunos de ellos vivieron la Pascua para los niños, adolescentes y jóvenes. Además participaron los miembros del Coro, feligreses y simpatizantes del Carisma Salesiano, entre otros. Todos en actitud atenta y devota, portando sus propios cirios o llevando recipientes de agua para ser bendecida, escuchaban con atención al padre Rondolini quien realizaba los ritos de la bendición y preparación del fuego, así como del Cirio Pascual.

Dijo mientras santificaba el fuego: “Oremos”. “Dios nuestro, que por medio de tu Hijo nos has comunicado el fuego de tu vida divina, bendice este fuego nuevo y haz que estas fiestas pascuales enciendan en nosotros el deseo del cielo, para que podamos llegar con un espíritu renovado a la fiesta gloriosa de tu Reino. Por Jesucristo, nuestro Señor”.Respondieron todos “Amén”.

Explicó brevemente porque todo estaba en Penumbras y como el fulgor del ‘fuego nuevo” se trasmitiría al Cirio Pascual que representa a Jesús quien personifica en sí mismo la Luz que disipa las tinieblas del pecado, reconcilia al hombre y a la creación con Dios, el cual anuncia la salvación a todos, pues Cristo a vencido la muerte resucitando al tercer día de haber fallecido tras su crucifixión.

La transmisión del fuego al cirio Pascual recuerda a los fieles que Cristo, el Mesías, el Salvador es el Cordero sin mancha quien con su propia luz, ‘fulgor del Rey eterno’, disipa las tinieblas de la muerte y del pecado, trae esperanza, alegría, felicidad, gozo, paz y nueva vida al mundo con la flama de su resurrección.

El padre Renato realizó paso a paso los signos mientras todo se encontraba en penumbras bendijo el Cirio y lo marco con las señales de la Cruz diciendo las palabras que acompañan este ritual son: “Cristo ayer y hoy” y trazó una línea vertical; luego “Principio y Fin”, haciendo un trazo horizontal- Lugo pronunció “Alfa” remarcando con un peque punzón esta letra del alfabeto situada el eje principal del Cirio; entonce pronunció “Omega” y remarcó este símbolo debajo el eje vertical; enunció: “Suyo es el tiempo” trazando el primer número del año en curso sobre el ángulo superior izquierdo de la Cruz; “Y la eternidad” escribiendo el segundo número del año en el ángulo superior derecho; “A Él la gloria y el poder” delineando el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo; concluyendo con la frase “Por los siglos de los siglos” a lo que los presentes respondieron “Amén”, mientras él perfila el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho del Cirio Pascual.

Tras esto el clérigo incrustó algunos gramos de incienso contenidos en pequeños clavos de cera, que colocó en cada lugar de las heridas proferidas a Jesús en la cruz, incluidas llagas de pies y manos, la cabeza y la herida postmortem en su costado infringida a su cuerpo y que abrió su corazón por la punta de la lanza del centurión responsable de confirmar su deceso, san Longinos –según la tradición converso y mártir -.

El sacerdote durante el ritual dijo “Por sus llagas santas y gloriosas nos proteja y nos guarde Jesucristo nuestro Señor. Amén”. Al encender el Cirio el padre expresó: “Que la luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y de nuestro espíritu.”

Como el Cirio fue encendido fuera de la Capilla del Oratorio este fue llevado por el Canónigo hasta dicho recinto para proseguir la santa Misa, mientras los fieles le acompañaron en procesión, el sacerdote iba pregonando "Cristo Luz del Mundo" a los que la asamblea respondía “demos gracias a Dios", esto hizo al iniciar el recorrido, al entrar al recinto sagrado y al llegar presbiterio, ahí el Sacerdote exhortó a algunos fieles a acercarse a encender sus propios cirios en el Cirio Pascual, y les instó a transmitir la flama a quienes estuvieran cerca, mientras él depositaba en el candelabro preparado para la ocasión el santo Cirio, junto al atril desde donde el Sacerdote –a falta de diácono- entonó el Pregón Pascual y prosiguió la liturgia de la Noche Santa, iniciando la liturgia de la Vigilia Pascual, celebración con la cual la Iglesia toda, confirma el triunfo de Cristo ante la muerte por su Gloriosa Resurrección e inicia la Octava Pascual y los 50 días dedicados a celebrar el triunfo glorioso de Jesús. Fue un momento fuerte de fe y oración