El Papa Francisco ofreció su comentario y reflexión sobre el Evangelio del Domingo V de Pascua (Jn 14,1-12), 7 de mayo, a las persona presentes en la Plaza del San Pedro para participar del Rezo del Regina Caeli.

Al aborda los versículos que narran las palabras de Cristo antes de su martirio, muerte y resurrección con las que Él invita a sus discípulos a no tener miedo de su partida, hablando de una manera familiar –dice el Papa- el Señor nos indica que prepara nuestro maravilloso destino a la vez que “Nos dice dónde ir y cómo ir” pues afirma qué Él mismo –Yo soy- es “el camino y la verdad y la vida” (Jn 14,6)

El santo Pontífice y Vicario de Jesús en la Tierra, subrayó que la fe en Jesús no es un ‘paquete de ideas’, en las que creer, sino un camino a recorrer, un viaje que cumplir, un camino con Él, pues Jesús es el “camino que conduce a la felicidad que no perece”. Su Santidad Francisco enfatizó que “Seguir a Jesús es imitarlo”, con gestos de cercanía y misericordia hacia los demás, convirtiéndose en señales de su amor en la tierra, de este modo la vida cobra sentido y propósito, y un ejemplo de esto es la Virgen María recalcó el Papa.

Tras el rezo del Regina Caeli el santo padre Francisco mencionó dos nuevas beatificaciones realizadas en Paraguay y en España, por las que se congratuló e invitó a celebrarlas; además renovó su llamamiento a no cesar de rezar por Ucrania. También felicitó a una asociación dedicada a proteger a los niños contra el maltrato y la violencia. Saludó a los romanos y enfermos, y al nuevo destacamento de soldados suizos que fungen como su guardia ancestral, y concluyó deseando un buen domingo a todos tras lo que reitero su suplica para rezar continuamente por él.

{youtube}lmBJS9ZtzrA{youtube}

Vatican News

Comentario de las lecturas dominicales, del Papa Francisco:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de la Liturgia del día (Jn 14,1-12) está sacado del último discurso de Jesús antes de su muerte. El corazón de los discípulos está atribulado, pero el Señor les dirige palabras tranquilizadoras, invitándolos a no tener miedo, no tengan miedo: Él, de hecho, no les está abandonando, sino que va a preparar un lugar para ellos y a guiarles hacia esa meta. El Señor hoy nos indica así a todos nosotros el maravilloso lugar al que ir, y, al mismo tiempo, nos dice cómo ir, nos enseña el camino a recorrer. Nos dice dónde ir y cómo ir.

En primer lugar, dónde ir. Jesús ve la tribulación de los discípulos, ve su miedo de ser abandonados, precisamente como nos sucede a nosotros cuando nos vemos obligados a separarnos de alguien a quien queremos. Y entonces dice: ‘Me voy a prepararos un lugar (…) para que donde estoy yo estén también ustedes’ (vv. 2-3). Jesús usa la imagen familiar de la casa, un lugar de relaciones y de intimidad. En la casa del Padre - dice a sus amigos y a cada uno de nosotros - hay espacio para ti, tú eres bienvenido, serás acogido para siempre con el calor de un abrazo, y yo estoy en el Cielo preparándote un lugar. Nos prepara ese abrazo con el Padre, el lugar para toda la eternidad.

Hermanos y hermanas, esta Palabra es fuente de consuelo, es fuente de esperanza para nosotros. Jesús no se ha separado de nosotros, sino que nos ha abierto el camino, anticipando nuestro destino final: el encuentro con Dios padre, en cuyo corazón hay un puesto para cada uno de nosotros. Entonces, cuando experimentemos cansancio, desconcierto e incluso fracaso, recordemos hacia dónde se dirige nuestra vida. No debemos perder de vista la meta, incluso si hoy corremos el riesgo de olvidarlo, de olvidar las preguntas finales, las importantes: ¿Adónde vamos? ¿Hacia dónde caminamos? ¿Por qué vale la pena vivir? Sin estas preguntas solo exprimimos la vida en el presente, pensamos que debemos disfrutarla lo máximo posible y al final terminamos por vivir al día, sin un objetivo, sin una finalidad. Nuestra patria, en cambio, está en el cielo (Cfr. Fil 3,20), ¡no olvidemos la grandeza y la belleza de la meta!

Una vez descubierta la meta, también nosotros, como el apóstol Tomás en el Evangelio de hoy, nos preguntamos: ¿Cómo ir? ¿Cuál es el camino? A veces, sobre todo cuando hay grandes problemas que afrontar está la sensación de que el mal es más fuerte y nos preguntamos: ¿Qué debo hacer? ¿Qué camino debo seguir? Escuchemos la respuesta de Jesús: ‘Yo soy el camino y la verdad y la vida’ (Jn 14,6). ‘Yo soy el camino’. Jesús mismo es el camino a seguir para vivir en la verdad y tener vida en abundancia. Él es el camino y, por tanto, la fe en Él no es un ‘paquete de ideas’, en las que creer, sino un camino a recorrer, un viaje que cumplir, un camino con Él. Es seguir a Jesús, porque Él es el camino que conduce a la felicidad que no perece. Seguir a Jesús e imitarlo, especialmente con gestos de cercanía y misericordia hacia los demás. He aquí la brújula para alcanzar el Cielo: amar a Jesús, el camino, convirtiéndose en señales de su amor en la tierra.

Hermanos y hermanas, vivamos el presente, hagámonos cargo del presente, pero no nos dejemos arrasar por él; miremos hacia arriba, miremos hacia el Cielo, recordemos la meta, pensemos que estamos llamados a la eternidad, al encuentro con Dios. Y, desde el cielo al corazón, renovemos hoy la elección de Jesús, la elección de amarlo y de caminar detrás de Él. Que la Virgen María, que siguiendo a Jesús ya llegó a la meta, sostenga nuestra esperanza.”

Palabras del Papa tras concluir el rezo del Regina Caeli

“Queridos hermanos y hermanas:

Ayer se celebraron dos beatificaciones. En Montevideo, en Uruguay, fue beatificado el obispo Jacinto Vera, que vivió en el siglo XIX. Un pastor que cuidó de su pueblo, testimonió el Evangelio con generoso impulso misionero, favoreciendo la reconciliación social en un clima tenso por la guerra civil. En Granada, en España, fue beatificada la joven María de la Concepción Barrecheguren y García. Postrada en cama por una grave enfermedad, soportó los sufrimientos con gran fuerza espiritual, suscitando en todos admiración y consuelo. Murió en 1927 con 22 años. ¡Un aplauso para los dos beatos!

Les saludo de corazón a todos ustedes, romanos y peregrinos de Italia y de tantos países, en particular, a los fieles procedentes de Australia, España, Inglaterra y a los estudiantes del Colegio Santo Tomás de Lisboa.

Saludo a la Asociación Meter y a su fundador don Fortunato Di Noto, que llevan adelante el compromiso para prevenir y combatir la violencia sobre los menores; celebran hoy la 27ª Jornada de los Niños Víctimas; desde hace 30 años defienden a los niños de los maltratos y de las violencias. Estoy cerca de ustedes, hermanos y hermanas, y les acompaño con la oración y mi afecto. No se cansen nunca de estar del lado de quien es víctima, ahí está Cristo Niño que les espera, ¡gracias!

Saludo al grupo de enfermos de fibromialgia del área médica de la Vicaría de Roma; a las Hermanas de San José Bendito Cottolengo; a la Asociación de Laicos de la Misericordia; a la Familia Camiliana Laica; a los fieles de Pozzuoli, Caraglio y Valle Grana; a los Coros de Empoli y Ponte Buggianese.

Un saludo especial va para los nuevos Guardias Suizos, a sus familiares y amigos y a las Autoridades helvéticas que participaron en las celebraciones de este cuerpo benemérito. Un aplauso para los Guardias, ¡todos!

Mañana en Pompeya se elevará la tradicional Súplica a la Virgen del Rosario, en aquel Santuario que el Beato Bartolo Longo quiso dedicar a la paz. En este mes de mayo recemos el Rosario pidiendo a la Virgen Santa el don de la paz, en particular por la martirizada Ucrania. Que los responsables de las naciones puedan escuchar el deseo de la gente que sufre y quiere la paz.

Les deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta pronto.”