El pasado 9 de junio fue dado a conocer el mensaje del padre ángel Fernández Artime décimo sucesor de Don Bosco, para el boletín salesiano, en él narra una de sus experiencias en Tenerife y Gran Canaria, islas pertenecientes del territorio español en el océano Atlántico, donde pudo atestiguar el intenso y dedicado trabajo salesiano a favor de la juventud, lo que le hizo atestiguar lo relevante y actual de la obra de Don Bosco y cómo la presencia y acción del Sagrado Corazón sana y cura.

El Corazón de Oro de la Educación: Por qué la devoción al Sagrado Corazón de Jesús forma parte del ADN de la Congregación Salesiana.

Mensaje del Rector Mayor, Padre Ángel Fernández Artime

“Este boletín salesiano de este mes presenta la realidad del Sagrado Corazón de Roma, un templo con tanta historia que tiene sus raíces en el mismo Don Bosco que consumió sus últimas energías y fuerzas y años en la construcción de este templo querido y pedido por el Papa.

Y el Sagrado Corazón, todo templo y toda devoción al Sagrado Corazón de Jesús habla del Amor de ese corazón divino, el corazón del Hijo de Dios, en favor de cada uno de sus hijos e hijas de esta humanidad. Y habla de dolor, habla de un amor de Dios que no siempre es correspondido. Y yo hoy añado un aspecto más. Creo que habla también del dolor de ese Jesús el Señor ante el sufrimiento de muchas personas, el descarte de otras, la inmigración sin horizonte de otros, la soledad, la violencia que muchas personas sufren… Pienso que se puede decir que habla de todo ello, y al mismo tiempo bendice, sin duda, todo aquello que se hace en favor de los menos favorecidos, es decir, lo mismo que Jesús hizo recorriendo los caminos de Judea y Galilea.

Pues bien, una de esas realidades gozosas que, sin duda, alegran el ‘Corazón del mismo Dios’ es lo que he podido ver por mí mismo que se hace en la Fundación Salesiana Don Bosco de las Islas de Tenerife y Gran Canaria. La pasada semana me encontraba allí, y entre las muchas cosas vividas pude ver a los 140 educadores y educadoras que trabajan en los diversos proyectos de la Fundación (acogida, vivienda, formación para el trabajo y posterior inserción laboral). Y seguidamente me encontré con otro centenar de adolescentes y jóvenes, beneficiados por este servicio de Don Bosco para con los últimos. Al final de nuestro precioso encuentro me hicieron un regalo. Se trataba de que en una pequeña cajita de cartón, con forma de corazón, habían colocado más de cien corazones, con los nombres de Naín, Rocío, Armiche, Mustapha, Xousef, Ainoha, Desirée, Abdjalil, Beatriz e Ibrahim, Yone y Mohamed y otro cien más, y sencillamente expresaban algo sencillo, pero algo que nacía del corazón; cosas sencillas pero de gran valor como estas:

  Gracias por hacerlo posible

  Gracias por la segunda oportunidad que me han dado en la vida

  Sigo luchando. Con ustedes es más fácil

  Gracias porque me han devuelto la alegría

  Gracias por ayudarme a creer que puedo con todo lo que me propongo

  Gracias por la comida y un hogar

  Gracias de corazón

  Muchas gracias por ayudarme

  Gracias por esta oportunidad de poder crecer

  Gracias por creer en nosotros los jóvenes a pesar de nuestra situación…

Y como estos mensajes, casi un centenar con expresiones muy similares, dirigidas a Don Bosco y a los educadores que desde Don Bosco están cada día con ellos.

Les escuché en lo que me compartían, escuché algo de sus historias (muchas de ellas llenas de dolor); veía sus miradas y sus sonrisas; y me sentía muy orgulloso de ser salesiano y familia entre tan magníficos hermanos, educadores, educadoras y jóvenes.

Y pensaba que, una vez más, Don Bosco es tan actual como siempre y más necesario que nunca; y pensaba con qué finura educativa les acompañamos no desde el lugar adonde queremos que lleguen sino desde dónde se encuentran cada uno. Y rezamos juntos una oración dirigida al Dios que nos ama a todos, al Dios que bendice a sus hijos e hijas, con una oración que hacía sentirse cómodos a nosotros cristianos, y a los musulmanes y a los hindúes. En ese momento sin duda que el Espíritu de Dios, nos asistía a todos.

Y me sentía feliz porque al igual que en Valdocco Don Bosco mismo acogió a sus primeros muchachos, hoy, en tantos Valdoccos del mundo se vive lo mismo.

Y no me cabe duda que el Sagrado Corazón de Jesús está lleno de ese amor que se manifiesta en tantas heridas curadas en cada uno de estos muchachos y muchachas porque, bien lo sabemos, el Amor Sana y Cura.”

 

(Fuente: ANS)