El domingo 19 de noviembre de 2023, el Santo Padre desde su estudio en el Palacio del Vaticano, presidió como de costumbre el rezo del Ángelus y ofreció su comentario al Evangelio del día referente al los ‘talentos’ o dones que Dios deposita en cada uno para obtener la debida ganancia, ha cada siervo le distribuye los recursos según su capacidad, si bien hay un siervo infiel y malvado, hay otros que se fían, estudian y se arriesgan todo para dar a Dios la justa ganancia. Así tienen el valor de actuar con libertad, de modo creativo, generando nueva riqueza (Fuentes: Vaticano, SPSS, Vatican News, Vatican Media y Dicasterio para la Comunicación).
El Papa Francisco nos animó a confiar en el Señor a invertir todo en Él a jugárnosla a analizar y estudiar toda posibilidad prudentemente pero arriesgando todo por Dios, pues la confianza libera y no paraliza como el miedo, es necesario creer firmemente que Dios se fía de nosotros, y lanzarnos a hacer que todo lo que nos ha dado le rinda ganancias -por el bien de las almas-, según el empeño y capacidad de cada uno.
En sus palabras después del rezo del Ángelus el Papa Francisco se congratuló por la beatificación en Sevilla de un grupo de mártires españoles. Además renovó su apoyo y oración a la población de Myanmar que sigue sufriendo de la violencia. Reitero que para Ucrania –con gente originaria de ahí presente en la Plaza de San Pedro-, para la población de Israel y Palestina, la Paz era posible, recordó que se celebraba la VII Jornada Mundial de los Pobres y pidió oración por las víctimas de los accidentes en carretera.
Comentario del Santo Padre antes del rezo del ángelus:
“Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio nos presenta la parábola de los talentos (Cfr. Mt 25,14-30). Un señor se va de viaje y confía a sus siervos sus talentos, es decir, sus bienes, un ‘capital’: los talentos eran una unidad monetaria. Los distribuye en base a las capacidades de cada uno. Al regreso les pide cuentas sobre lo que han hecho. Dos de ellos han redoblado lo que habían recibido y el señor les alaba, mientras que el tercero, por miedo, ha enterrado su talento y puede solo devolverlo, razón por la que recibe un severo reproche. Mirando a esta parábola, podemos aprender dos modos diversos de acercarnos a Dios.
El primer modo es el de aquel que entierra el talento recibido, que no sabe ver las riquezas que Dios le ha dado: él no se fía ni del señor ni de sí mismo. De hecho, dice a su señor: ‘Sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces’ (v. 24). Frente a él siente miedo. No ve el aprecio, no ve la confianza que el señor deposita en él, sino que ve solamente el modo de actuar de un patrón que pretende más de lo que da, de un juez. Esta es su imagen de Dios: no es capaz de creer en su bondad, no es capaz de creer en la bondad del Señor hacia nosotros. Por eso se bloquea y no se deja implicar en la misión recibida.
Veamos entonces el segundo modo, en los otros dos protagonistas, que corresponden la confianza de su señor confiando a su vez en él. Estos dos invierten todo lo que han recibido, incluso si no saben al principio si todo irá bien: estudian, ven las posibilidades y con prudencia buscan lo mejor; aceptan el riesgo de jugársela. Se fían, estudian y se arriesgan. Así tienen el valor de actuar con libertad, de modo creativo, generando nueva riqueza (Cfr. vv. 20-23).
Hermanos y hermanas, esta es la disyuntiva que tenemos delante de Dios: miedo o confianza. O tienes miedo delante de Dios o tienes confianza en el Señor. Y nosotros, como los protagonistas de la parábola, – todos nosotros – hemos recibido unos talentos, todos, más valiosos que el dinero. Pero mucho de cómo los invertimos depende de la confianza en el Señor, que nos libera el corazón, nos hace ser activos y creativos en el bien. No olvidemos esto: la confianza libera, siempre, el miedo paraliza. Recordemos: el miedo paraliza, la confianza libera. Esto vale también en la educación de los hijos. Y preguntémonos: ¿Creo que Dios es Padre y me confía dones porque se fía de mí? Y yo, ¿confío en Él hasta el punto de jugármela sin desanimarme, incluso cuando los resultados no son seguros ni se dan por descontado? ¿Sé decir cada día en la oración: ‘Señor, yo confío en ti, dame la fuerza de avanzar; me fío de ti, de las cosas que me has dado; dime cómo llevarlas adelante’? Por último, también como Iglesia: ¿cultivamos en nuestros ambientes un clima de confianza, de aprecio recíproco, que nos ayude a avanzar juntos, que desbloquee a las personas y estimule la creatividad del amor en todos? Pensemos.
Y que la Virgen María nos ayude a vencer el miedo – ¡nunca tengan miedo de Dios! Temor sí, miedo no – y a fiarnos del Señor.
Video Vatican News
Palabras del Santo Padre tras el rezo del Ángelus
“Queridos hermanos y hermanas:
Ayer en Sevilla fueron beatificados Manuel González-Serna, sacerdote diocesano y los diecinueve compañeros presbíteros y laicos, asesinados en 1936, en el clima de persecución religiosa de la guerra civil española. Estos mártires dieron testimonio a Cristo hasta el final. Que su ejemplo reconforte a los muchos cristianos que en nuestro tiempo son discriminados por su fe. ¡Un aplauso para los nuevos beatos!
Renuevo la cercanía a la querida población de Myanmar, que desafortunadamente continúa sufriendo a causa de violencias y agresiones. Rezo para que no se desanime y confíe siempre en la ayuda del Señor.
Y, hermanos y hermanas, continuemos rezando por la martirizada Ucrania – veo las banderas aquí – y por las poblaciones de Palestina e Israel. La paz es posible. Hace falta buena voluntad. La paz es posible. ¡No nos resignemos a la guerra! Y no olvidemos que la guerra siempre, siempre, siempre es una derrota. Solamente ganan los fabricantes de armas.
Hoy celebramos la VII Jornada Mundial de los Pobres, que este año tiene por tema ‘No apartes tu rostro del pobre’ (Tb 4,7). Agradezco a todos lo que en las diócesis y en las parroquias han llevado a cabo iniciativas de solidaridad con las personas y las familias que afrontan dificultadas para salir adelante.
Y en este día recordemos también a todas las víctimas de la carretera: recemos por ellos, por sus familiares y comprometámonos para prevenir los accidentes.
Deseo mencionar además la Jornada Mundial de la Pesca, que se celebrará pasado mañana.
Les saludo con afecto a todos ustedes, peregrinos de Italia y de otras partes del mundo. Saludo a los fieles de Madrid, de Ibiza y de Varsovia, y a los miembros del Consejo de la Unión Mundial de Profesores Católicos. Saludo a los grupos de Aprilia, San Ferdinando de Puglia y Sant’Antimo; a la Asociación FIDAS de Orta Nova, y a los participantes de las ‘Jornadas para compartir’ del Movimiento Apostólico de Ciegos. Un saludo especial para la comunidad ecuatoriana de Roma, que celebra la Virgen del Quinche. Y un saludo a los muchachos de la Inmaculada.
Deseo a todos un feliz domingo. Por favor, no olviden rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!