La Oficina de Prensa de la Santa Sede y la Oficina de celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice, comunicaron el 22 de abril de 2025, que los funerales del Papa Francisco tendrían lugar hoy sábado 26 de abril de 2025 a las 10 am -2 am tiempo de México-, la solemne Misa por las exequias del Papa Francisco se celebró en el atrio de la Basílica de San Pedro [véala aquí] -última actualización- (Fuentes: Vaticano, OPSS, Vatican Media y Vatican News).
La Misa Exequial del Romano Pontífice Francisco inició este sábado a las 10 am -tiempo del Vaticano- , es la primera fecha del novenario en honor al Papa Franciscoy por su descanso eterno. Estas exequias se celebraron de acuerdo “Ordo Exsequiarum Romani Pontificis” (nn. 82-109).
La liturgia del funeral fue presidida por Su Eminencia Reverendísima el Cardenal Giovanni Battista Re, Decano del Colegio Cardenalicio.
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Concelebraron Patriarcas y Cardenales, quienes estuvieron presentes, desde las 9 am la Capilla de San Sebastián de la Basílica; los Arzobispos y Obispos, citados a las 8:30 am estuvieron el Braccio di Costantino –Brazo de Constatino y los presbíteros y los diáconos, citados a la misma hora pero en el lugar reservado para ellos en la Plaza de San Pedro.
Cerca de 10 monarcas y 50 mandatarios mundiales asistieron a a la exequias del Papa Francisco, considerando su cargo de Jefe de Estado Vaticano, además de líder mundial y/o moral del este siglo. Por su parte la presidenta de México envió como su representante para este significativo evento a Rosa Icela Rodríguez Secretaria de Gobernación junto con Clara Luz Flores, Secretaria de Asuntos Religiosos; además a la delegación se unió Alberto Barranco el Embajador de México ante en Vaticano.
El rito de la Santa Misa se realizó en Latín y Griego las lecturas se hicieron el inglés, español y latín. Inició con una procesión que partió del altar de la confesión, seguido por todos los Cardenales, el féretro fue colocado en lugar visible a todos en el atrio de la Basílica Vaticana.
La Homilía del Cardenal Re fue una gran síntesis de los 12 años del pontificado de Papa Francisco desde su elección el 13 de marzo de 2013 hasta el Domingo de Pascua 20 de abril de 2025, donde Jorge Mario Bergoglio impartió su última bendición 'Urbi et Orbi' a todo el mundo y quiso saludar desde el Papa móvil a los ahí presente. El Decano del Colegio Cardenalicio recordó como el Vicario de Cristo siempre pidió que se rezará por él, en esta ocasión Re imploró que Francisco desde el cielo nos impartiera su bendición y pidiera al Padre Eterno por todos nosotros, por la Iglesia. Cabe resaltar que el Cardenal Decano destacó a la "Misericordia y Alegría" del Evangelio como dos conceptos clave en la persona, pontificado y pensamiento del Papa Francisco.
Antes de finalizar la solemne Celebración Eucarística, tuvo lugar la Ultima Commendatio (recomendación final) y la Valedictio (despedida) al Papa Francisco oración, fue el Cardenal Baldassare Reina Vicario de la Diócesis de Roma quien pronunció esta súplica de la Iglesia de Roma por el descanso eterno del Pontífice Latinamericano. Tras esta súplica a Dios, los Patriarcas, Arzobispos Mayores y Metropolitanos de las Iglesias Metropolitanas Católicas Orientales "sui iuris" se dirigieron ante el féretro para entonar la súplica de las Iglesias Orientales en griego y árabe, acto que destacó la unidad de todo la Iglesia de Cristo. Luego el Cardenal Re roció con agua bendita sobre el féretro que contenía el cuerpo del Pontífice Jorge Mario Bergoglió y lo incensó.
Los datos oficiales del Vaticano señalan que tan sólo para esta ceremonia la asamblea congregó a más de 250 mil personas, ante la cuales el féretro del Santo Padre Francisco fue trasladado a la Basílica de Santa María la Mayor para su sepultura, a lo largo del recorrido de casi 6 km del Vaticano hasta la Basílica de Santa María la Mayor -que duró casi media hora- la Oficina de Prensa de la Santa Sede estimó que otras 150 mil personas se hicieron presentes para la despedida final del Papa Francisco, pero la cifra podría ser mayor .
A continuación publicamos la emotiva y magnifica homilía de Su Eminencia el Cardenal Giovanni Battista Re (texto oficial):
"En esta majestuosa plaza de San Pedro, en la que el Papa Francisco ha celebrado tantas veces la Eucaristía y presidido grandes encuentros a lo largo de estos 12 años, estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe, que nos asegura que la existencia humana no termina en la tumba, sino en la casa del Padre, en una vida de felicidad que no conocerá el ocaso.
En nombre del Colegio de Cardenales agradezco cordialmente a todos por su presencia. Con gran intensidad de sentimiento dirijo un respetuoso saludo y un profundo agradecimiento a los Jefes de Estado, Jefes de Gobierno y Delegaciones oficiales venidas de numerosos países para expresar afecto, veneración y estima hacia el Papa que nos ha dejado.
La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco.
Su última imagen, que permanecerá en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el Papa Francisco, a pesar de los graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y luego bajó a esta plaza para saludar desde el papamóvil descubierto a toda la gran multitud reunida para la Misa de Pascua.
Con nuestra oración queremos ahora confiar el alma del amado Pontífice a Dios, para que le conceda la felicidad eterna en el horizonte luminoso y glorioso de su inmenso amor.
Nos ilumina y guía la página del Evangelio, en la cual resonó la misma voz de Cristo que interpelaba al primero de los Apóstoles: “Pedro, ¿me amas más que estos?”. Y la respuesta de Pedro fue inmediata y sincera: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Y Jesús le confió la gran misión: “Apacienta mis ovejas” (cf. Jn 21,16-17). Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor a imagen de Cristo, Señor y Maestro, que «no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud» (Mc10,45).
A pesar de su fragilidad y sufrimiento final, el Papa Francisco eligió recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Y lo hizo con fuerza y serenidad, cercano a su rebaño, la Iglesia de Dios, recordando la frase de Jesús citada por el Apóstol Pablo: «La felicidad está más en dar que en recibir» (Hch 20,35)
Cuando el Cardenal Bergoglio, el 13 de marzo de 2013, fue elegido por el Cónclave para suceder al Papa Benedicto XVI, llevaba sobre sus hombros años de vida religiosa en la Compañía de Jesús y, sobre todo, estaba enriquecido por la experiencia de 21 años de ministerio pastoral en la Arquidiócesis de Buenos Aires, primero como Auxiliar, luego como Coadjutor y después, especialmente, como Arzobispo.
La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su Pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís.
Conservó su temperamento y su forma de guía pastoral, y dio de inmediato la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo un contacto directo con las personas y con los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con especial atención hacia las personas en dificultad, entregándose sin medida, en particular por los últimos de la tierra, los marginados. Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia.
Con el vocabulario que le era característico y su lenguaje rico en imágenes y metáforas, siempre buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo, ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animando a vivir como cristianos los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como “cambio de época”.
Tenía gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia.
Lleno de calidez humana y profundamente sensible a los dramas actuales, el Papa Francisco realmente compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización, buscando consolar y alentar con un mensaje capaz de llegar al corazón de las personas de forma directa e inmediata.
Su carisma de acogida y escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad de hoy, tocó los corazones, tratando de despertar las fuerzas morales y espirituales.
El primado de la evangelización fue la guía de su Pontificado, difundiendo con una clara impronta misionera la alegría del Evangelio, que fue el título de su primera Exhortación apostólica Evangelii gaudium. Una alegría que llena de confianza y esperanza el corazón de todos los que se confían a Dios.
El hilo conductor de su misión fue también la convicción de que la Iglesia es una casa para todos; una casa de puertas siempre abiertas. Recurrió varias veces a la imagen de la Iglesia como “hospital de campaña” después de una batalla con muchos heridos; una Iglesia determinada y deseosa de hacerse cargo de los problemas de las personas y los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada persona, más allá de todo credo o condición, sanando sus heridas.
Innumerables son sus gestos y exhortaciones a favor de los refugiados y desplazados. También fue constante su insistencia en actuar a favor de los pobres.
Es significativo que el primer viaje del Papa Francisco fuera a Lampedusa, isla símbolo del drama de la emigración con miles de personas ahogadas en el mar. En la misma línea fue también el viaje a Lesbos, junto con el Patriarca Ecuménico y el Arzobispo de Atenas, así como la celebración de una Misa en la frontera entre México y Estados Unidos, con ocasión de su viaje a México.
De sus 47 agotadores Viajes Apostólicos quedará especialmente en la historia el de Irak en 2021, realizado desafiando todo riesgo. Esa difícil Visita Apostólica fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí, que tanto había sufrido por la obra inhumana del ISIS. Fue también un viaje importante para el diálogo interreligioso, otra dimensión relevante de su labor pastoral. Con la Visita Apostólica de 2024 a cuatro países de Asia-Oceanía, el Papa alcanzó “la periferia más periférica del mundo”.
El Papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre, cualquiera sea la situación de quien pide perdón y vuelve al buen camino.
Quiso el Jubileo Extraordinario de la Misericordia, destacando que la misericordia es “es el corazón del Evangelio”.
Misericordia y alegría del Evangelio son dos conceptos clave del Papa Francisco.
En contraste con lo que definió como “la cultura del descarte”, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad. El tema de la fraternidad atravesó todo su Pontificado con tonos vibrantes. En la Carta encíclica Fratelli tutti quiso hacer renacer una aspiración mundial a la fraternidad, porque todos somos hijos del mismo Padre que está en los cielos. Con fuerza recordó a menudo que todos pertenecemos a la misma familia humana.
En 2019, durante su viaje a los Emiratos Árabes Unidos, el Papa Francisco firmó un documento sobre la “Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común”, recordando la común paternidad de Dios.
Dirigiéndose a los hombres y mujeres de todo el mundo, con la Carta encíclica Laudato si’ llamó la atención sobre los deberes y la corresponsabilidad respecto a la casa común. “Nadie se salva solo”.
Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones, el Papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra -decía- no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas. La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica.
“Construir puentes y no muros” es una exhortación que repitió muchas veces y su servicio a la fe como sucesor del Apóstol Pedro estuvo siempre unido al servicio al hombre en todas sus dimensiones.
En unión espiritual con toda la cristiandad, estamos aquí numerosos para rezar por el Papa Francisco, para que Dios lo acoja en la inmensidad de su amor.
El Papa Francisco solía concluir sus discursos y encuentros diciendo: “No se olviden de rezar por mí”.
Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como hiciste el pasado domingo desde el balcón de esta Basílica en un último abrazo con todo el Pueblo de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza."
Librito de la celebración: Misa Exequial del Romano Pontífice Francisco -26 de abril de 2026-