La víspera del inicio del Cónclave, la duodécima y última Congregación General de Cardenales se centra en diversas cualidades importantes para un futuro Papa, entre ellas ser pastor, constructor de puentes. Se abrió esta mañana, 6 de mayo a las 9.00 horas, como de costumbre, con un momento de oración. Estaban presentes 173 cardenales, incluidos 130 electores. Veintiséis discursos abordaron diversas cuestiones (Fuentes: Vaticano, Vatican Media, Vatican News y Dicasterio para la Comunicación).
Entre los principales temas que surgieron subrayaron el dar continuidad las reformas promovidas por el Papa Francisco necesitan continuidad: la lucha contra los abusos, la transparencia económica, la reorganización de la Curia, la sinodalidad, el compromiso por la paz y el cuidado de la creación. La responsabilidad de la Iglesia en estos ámbitos es profundamente sentida y compartida.
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Un tema central de la reflexión fue el de la comunión, señalado como vocación esencial para el nuevo Pontífice. Se esbozó el perfil de un Papa pastor, maestro de humanidad, capaz de encarnar el rostro de una Iglesia samaritana, cercana a las necesidades y heridas de la humanidad. En tiempos marcados por guerras, violencia y fuertes polarizaciones, se siente con fuerza la necesidad de un guía espiritual que ofrezca misericordia, sinodalidad y esperanza.
Algunos discursos abordaron cuestiones canónicas, reflexionando sobre el poder del Papa.
También se abordó la cuestión de las divisiones en el seno de la Iglesia y de la sociedad y cómo los cardenales están llamados a ejercer hoy su papel en relación con el Papado.
Se habló de la Jornada Mundial de los Pobres, que se celebra el domingo anterior a la solemnidad de Cristo Rey: se subrayó cómo estos dos aniversarios pueden leerse en relación el uno con el otro, reconociendo la presencia viva de Cristo en los pobres y recordando que la verdadera realeza del Evangelio se manifiesta en el servicio.
Dialogaron también de la necesidad de hacer más significativos los encuentros del Colegio Cardenalicio con ocasión de los consistorios y de promover la iniciación cristiana y la formación permanente como auténticos actos misioneros.
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Se recordó a los mártires de la fe, especialmente en aquellas tierras donde los cristianos sufren persecución o están privados de libertad religiosa. Entre las urgencias pastorales, también se reafirmó el compromiso de afrontar con decisión el cambio climático, reconocido como un desafío global y eclesial.
Se volvió a reflexionar sobre la fecha de celebración de la Pascua, el Concilio de Nicea y el diálogo ecuménico.
La congregación concluyó con la lectura de una declaración oficial: un llamamiento a las partes implicadas en diversos conflictos internacionales. Los cardenales pidieron un alto el fuego permanente y el inicio de negociaciones que conduzcan a una paz justa y duradera, en el respeto de la dignidad humana y del bien común.
En la reunión de esta mañana también se anularon el Anillo del Pescador y el Sello de Plomo.
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Por último, se tomaron algunas disposiciones prácticas relativas al programa de los cardenales electores durante el Cónclave. La reunión concluyó a las 12.30 horas. No están previstas más Congregaciones Generales.
Comunicado a la Paz
Comunicado de la Santa Sede sobre la Congregación General previa al Cónclave: los cardenales expresan su preocupación por las poblaciones que siguen siendo víctimas de conflictos. Ante los ataques que se han intensificado "especialmente en perjuicio de la población civil", se ruega "a todas las partes implicadas que alcancen cuanto antes un alto el fuego permanente". Se pide unánimemente una negociación "sin condiciones previas",
El colegio Cardenalicio llamo a un alto el fuego en los lugares donde se están produciendo conflictos. Piden que la paz se de sin condiciones previas ni demoras, reunidos en Congregación General antes del inicio del Cónclave, "constatando con pesar que no se han registrado avances para favorecer los procesos de paz en Ucrania, Oriente Medio y tantas otras partes del mundo", los cardenales expresan su preocupación por los ataques que se han intensificado "especialmente en perjuicio de la población civil".
El mundo desea la paz: "Hacemos un sentido llamamiento a todas las partes implicadas -se lee en el comunicado difundido por la Santa Sede- para que alcancen cuanto antes un alto el fuego permanente y negocien, sin condiciones previas y sin más demora, la paz largamente deseada por las poblaciones implicadas y por el mundo entero".
La invitación de los cardenales se dirige a todos los fieles para que intensifiquen "la súplica al Señor por una paz justa y duradera".